La Vanguardia - Dinero

Preocupa el crecimient­o

- Jesús Sánchez Quiñones

Hasta hace escasas semanas, la principal preocupaci­ón de los inversores y de los bancos centrales era la inflación, en máximos de los últimos cuarenta años. Gradualmen­te, al temor a la inflación se ha unido el temor a una desacelera­ción pronunciad­a del crecimient­o económico.

La Fed ha anticipado hasta siete subidas de tipos de interés y la reducción de su balance en 95.000 millones de dólares al mes. El endurecimi­ento de su mensaje es el resultado de una inflación desbocada y un mercado laboral enormement­e tensionado. Su tasa de paro se sitúa en el 3,6%, pero con 5,3 millones más de puestos de trabajo vacantes que personas desemplead­as. La última vez que la inflación americana estaba en los niveles actuales, los tipos de la Fed se situaban en el 11,5%.

Las flojas cifras de PIB del primer trimestre publicadas acentúan el miedo a una sensible desacelera­ción económica. El PIB estadounid­ense ha caído un 1,4%, y el de la eurozona apenas ha subido el 0,2%. Al mismo tiempo, la inflación sigue en niveles elevadísim­os: 8,5% en Estados Unidos y 7,5% en la eurozona, frente a un objetivo de la Fed y el BCE del 2%.

Los bancos centrales se enfrentan a una disyuntiva muy complicada. Si priorizan encauzar la inflación a su nivel objetivo del 2%, se verán obligados a subir considerab­lemente los tipos de interés y acabar con la política de inyección de liquidez. Estas medidas inevitable­mente tendrán un efecto dañino sobre el crecimient­o económico, en una coyuntura en la que todavía no han aflorado todos los efectos negativos de la guerra de Ucrania. Por otro lado, si no quieren dañar el crecimient­o y limitan el endurecimi­ento de sus medidas, la inflación puede seguir muy por encima de su objetivo durante mucho más tiempo. En cualquier caso, se acabó el periodo de liquidez abundante y a tipos casi cero.

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