Deflactar el IRPF... ¿pero cómo?
La medida pretende evitar aumentos en la fiscalidad de los trabajadores si les suben el sueldo por la inflación
La idea de deflactar el IRPF sigue en el debate público, pero sin mayor recorrido por ahora. La propuesta permitiría amortiguar un impacto fiscal si hay subida de salarios para compensar la inflación, aunque no parece estar en los planes de Hacienda ni de las autonomías, que podrían tocar sus tramos.
¿Para qué serviría realmente una deflactación? La premisa es que subida de salarios, inflación y fiscalidad no vayan en contra del trabajador. “Una cosa es que me suban el sueldo por el desempeño, por haber trabajado bien. Pero estas subidas en concreto serían para intentar compensar la subida de la inflación”, comenta Luis del Amo, secretario técnico del REAF del Consejo General de Economistas. Pero una subida por debajo de la inflación, que es lo que están haciendo las empresas si la realizan, “es un crecimiento de la renta nominal (la cifra que se ve en la nómina), no de la renta real (en el coste de vida)”, repasa. Por eso, “hay que intentar solucionar que no haya una factura fiscal mayor, que las rentas bajas no salgan perjudicadas”, sigue Del Amo.
¿De qué se quiere proteger exactamente? Si una persona cobra menos de 12.450 euros, hoy tributa en el tramo estatal al 9,5%. Si pasa a cobrar 15.000, lo que excede de los 12.450 euros anteriores tributará al 12%. Así, por una parte del salario tendrá mayor carga fiscal en impuestos, lo que anularía en parte el objetivo de ganar terreno a la inflación y la propia mejora del sueldo. La deflactación movería cifras para que no se produzca esta afectación.
En general, existen dos formas de hacerlo. Una es incrementar las cifras de las bases liquidables. Por ejemplo, elevar los 12.450 euros de límite hasta 13.000. Del Amo defiende esta opción. “Subir los tramos de la tarifa igual que han subido las rentas. Si suben un 2% los salarios, aumentar un 2% los tramos”. De referencia podría tomarse la evolución de los convenios colectivos, lo que se va firmando, señala. La otra alternativa es tocar el tipo que se aplica a cada tramo. Que en lugar del 12% sea el 11,5% o lo que se considere. “Sería más rápido y fácil bajar los tipos que las bases liquidables”, afirma Joan Torres, presidente de la Associació Professional de Tècnics Tributaris de Catalunya i Balears (APTTCB). “Deflactar la tarifa tiene mucha lógica, si me han subido el sueldo un 1%, 2% o 3%, a lo mejor ya tengo que hacer la declaración de la renta o pagar más impuestos cuando no me lo han ajustado a la inflación (hoy en el 8,4%)”, dice Torres. En todo caso, afirma que incrementar los salarios con el IPC, lo que acaba de dinamitar la negociación entre sindicatos y patronales, “no sería sostenible”. No obstante, en lo que a subidas se refiere, puede haber un camino intermedio. Según Torres, una rebaja fiscal podría actuar de incentivo para que los empresarios incrementen más los salarios.
Para la campaña de la renta del 2021, ya en marcha, no se aplicará la medida, que de llegar sería, como mínimo, para la del 2022. De momento todo son propuestas. Se podría intervenir sobre determinados tramos, o llevar a cabo una aplicación selectiva en los más bajos, o en el tramo estatal, el autonómico, en ambos... Por ejemplo, la propuesta del PP, que abandera el debate, pasa por centrarse en rentas medias y bajas, tocando lo inferior a 40.000 euros. Su presidente, Alberto Núñez Feijóo, resaltó esta misma semana que la tarifa “está sin ajustar desde el 2008”, mientras que los precios han ido avanzando.
En cualquier caso, saltar de un tramo a otro no implica que todo lo que se gana tenga que tributar más. Se tributa solo por la renta que supera ese tramo. Así, si alguien gana más de 300.000 euros, no pasa a pagar automáticamente casi el 50% entre tramo estatal y autonómico, sino que se le van aplicando los tipos intermedios, señala Torres. “A ninguna renta le quitan el 50%”, dice.
Hay dos opciones: o se bajan los tipos impositivos o se incrementa la base liquidable