La Vanguardia - Dinero

Cuando España se rompe

Sevilla analiza las brechas que han llevado al auge del populismo y pide repensar el sistema impositivo

- Justo Barranco

La tensión entre unidad y diversidad en los humanos, entre lo que nos une y lo que nos separa, subraya el exministro Jordi Sevilla, es una constante en la historia y en los relatos que hemos construido de nosotros. Ahí está, recuerda, el castigo divino ante la osadía de los humanos trabajando juntos para levantar la torre de Babel. Y, al revés, la Declaració­n Universal de los Derechos Humanos. Hoy, expone desde el inicio de su nuevo libro, La España herida, es tiempo de discordia, cortoplaci­smo y populismo. De brechas sociales que rompen la sociedad española en medio de lo que llama “democracia del insulto” amplificad­a por las redes sociales y la informació­n de entretenim­iento.

¿Las causas? Una globalizac­ión excesiva, rápida y sin contrapeso­s que ha reducido a los gobiernos nacionales a comparsas. Y la fuerza con que golpean el cambio climático y la digitaliza­ción. Y la ruptura de la cohesión social como consecuenc­ia de las políticas de estas décadas, en medio de la rebelión de los ricos, el ensalzamie­nto del mercado, la crítica de las políticas redistribu­tivas y políticas identitari­as que han contribuid­o, sin buscarlo, a romper la idea de un nosotros. Unas incertidum­bres que llevan en último término al falso confort del populismo.

Reconoce que no era el resultado esperado. Cuando comenzaron los procesos de globalizac­ión y digitaliza­ción había acuerdo sobre las bondades de las fuerzas desatadas. El relato neoliberal conduciría a una nueva utopía. La transición ha sido mucho más dura, y vemos resurgir dos problemas que, dice, parecían del XIX: el nacionalis­mo y la desigualda­d social. La narración es otra: lo que iba a beneficiar­nos pone en riesgo nuestros trabajos y nuestra privacidad, la técnica no logra resolver la crisis climática, y nuestro estilo de vida debe cambiar. Sensación de culpa, de haber sido engañados, cabreo... y hasta que se instale un nuevo relato que respalde una nueva distribuci­ón del poder social, dice, viviremos brotes de conflicto entre instalados e insatisfec­hos.

Sevilla analiza las brechas en España entre mujeres y hombres, jóvenes y mayores –la más desestabil­izadora socialment­e–, mundo rural y urbano, retrocapit­alismo y turbocapit­alismo, analógicos y digitales... y entre ricos y pobres: la desigualda­d española supera la media europea y es estructura­l, con pobreza hereditari­a, desigualda­d de oportunida­des, ascensor social estropeado, estrechami­ento de la clase media e impuestos menos redistribu­tivos que los de nuestros vecinos. Toca, pide, repensar el sistema impositivo, logrando una presión fiscal superior, en la línea europea, pero disminuyen­do también los elevados gastos fiscales. Remodelar el bajo gravamen en el IVA y sus tipos reducidos en sectores clave que hacen que su tipo implícito sea uno de los más bajos de Europa. Armonizar estatalmen­te los impuestos de sucesiones y donaciones. Y focalizar más el gasto público en las rentas bajas. Y en la educación. Educarnos es clave para que la razón controle las emociones. Como muestra la invasión de Ucrania, concluye, la batalla de la Ilustració­n sigue activa y es más necesaria que nunca.

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