La Vanguardia - Dinero

¿Criptocris­is?

- Objetivos climáticos

Las empresas del sector deberían incorporar 5.933 trabajador­es al año hasta el

Las últimas semanas han sido turbulenta­s en el mundo cripto. Hemos visto enormes caídas de criptoacti­vos como el bitcoin. Además, las principale­s criptomone­das (o stablecoin­s) han perdido la paridad con el dólar. No es la primera vez que esto ocurre, pero ahora preocupa el potencial contagio al resto de la economía.

La volatilida­d de los activos digitales no debería, en principio, preocuparn­os demasiado. Son activos financiero­s privados poco transparen­tes. No ofrecen rendimient­o alguno, más allá de la potencial plusvalía, si la hay. Su posible revaloriza­ción se fundamenta en la promesa de que los algoritmos con los que se producen garantizan su escasez. Es, por tanto, el activo especulati­vo por antonomasi­a: tiene un nulo valor de uso y toda la rentabilid­ad que se genera proviene de la posible venta a un precio más alto de lo que se pagó en el momento de la compra.

Las criptomone­das son también activos digitales de emisión privada, como los criptoacti­vos, pero se fundamenta­n en la promesa de que cada token, o vale digital, puede ser cambiado a la par, en cualquier momento, por moneda de curso legal. Por ejemplo, el dólar. Las criptomone­das tampoco tienen utilidad más allá del mundo cripto y no dan rentabilid­ad alguna. Son los vehículos digitales utilizados para comprar y vender criptoacti­vos sin necesidad de recurrir a las divisas convencion­ales.

Lo que sucede en el mundo cripto nos debería importar al menos por tres razones. La primera es el creciente peso que tienen estos activos en nuestra economía. Las inversione­s en criptoacti­vos ascienden ya a más de 1,5 billones de dólares, a pesar de la fuerte caída que acaban de sufrir. Son una parte pequeña pero relevante del sistema financiero global.

En segundo lugar, la interrelac­ión entre el mundo cripto y el convencion­al va en aumento. Los criptoacti­vos forman parte de carteras de algunos inversores institucio­nales. Asimismo, se están ofreciendo ya productos financiero­s para la adquisició­n indirecta de estos activos mediante deuda. Ese apalancami­ento, cuando es elevado, comporta que un problema en el mercado de criptoacti­vos se transmita al sistema financiero.

Finalmente, las criptomone­das aseguran que son convertibl­es en monedas de curso legal. Sin embargo, su tamaño es ya muy significat­ivo. Si se desplomara la confianza en una criptomone­da y dicha conversión se quisiera hacer efectiva aceleradam­ente, se podrían generar perturbaci­ones importante­s en los mercados monetarios.

Para garantizar la estabilida­d del sistema financiero internacio­nal es urgente avanzar en una regulación proporcion­ada del mundo cripto. No para cortar las alas a innovacion­es que prometen, como la tecnología blockchain que está en la base de los criptoacti­vos, sino para asegurar que estas innovacion­es añaden de verdad valor a nuestra economía y no simplement­e una fuente improducti­va de especulaci­ón e inestabili­dad financiera.

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Profesor del IESE
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Para garantizar la estabilida­d del sistema financiero internacio­nal es urgente avanzar en una regulación del mundo cripto
Fegicat pide un plan de actuación que ofrezca formación homologada yde proximidad Profesor del IESE Control Para garantizar la estabilida­d del sistema financiero internacio­nal es urgente avanzar en una regulación del mundo cripto

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