La guerra sigue y la inflación aumenta
Hasta el año 2030, se prevé que la productividad agrícola se reduzca en un
La primera víctima de una guerra es la verdad. Junto a las vidas que los invasores arrebatan y los desplazados que huyen y se refugian en toda Europa. Ucrania y Rusia eran los graneros del mundo, pero las cosechas se han perdido y lo poco que puede recolectarse no tiene salida desde los puertos que dominaba Ucrania para exportar el trigo y los cereales que nos llegaban desde el mar Negro. El BCE atribuye a la guerra una parte importante de la inflación de la zona euro y los elevados costes de la energía, que se han triplicado en pocos meses. El Bundesbank pide que el BCE aumente los tipos de interés, y no se debe al azar que el Euribor, tras seis años en negativo, sea ahora positivo y aumente hasta el 0,34%. Otra consecuencia es que a partir del 30 de junio el BCE dejará de financiar al 0% las subastas de liquidez para bancos. Dinero más caro para las pymes y las hipotecas. Ahora es recomendable cerrar a tipo fijo lo que se tome prestado.
El índice global de los alimentos aumentó un 20%, y la escasez provoca hambrunas en África. India ha prohibido que se exporten las cosechas de trigo por temor a otra hambruna. En Estados Unidos, a lo largo del llamado corredor de los cereales, se subastan tierras de cultivo. No las compran los granjeros, sino algunos inversores que venden sus acciones en Wall Street y esperan mayores ganancias en las cosechas.
Las compañías dedicadas a los yacimientos de esquistos extraían gas y petróleo en Estados Unidos. Ahora nadan en la abundancia. Con las técnicas de la perforación horizontal y contaminando las capas freáticas de agua han convertido al país en el mayor productor de gas y petróleo del mundo. La mayoría quebraron, porque se financiaron con deuda de baja calidad (los bonos basura) y poco capital. Pero con la guerra han reabierto los yacimientos y tienen un tsunami de liquidez inesperado. Los buques con gas licuado llegan a Europa, y la UE busca plataformas y nuevas instalaciones en los puertos de Bremen y Hamburgo para gasificar esos suministros, pero son más caros que el petróleo de los Urales, que Rusia reserva a los países que considera amigos. India compra más de 350.000 barriles diarios con descuentos que no tienen los países de la UE.
Y ahora, la reacción positiva de la Comisión Europea. Es un ambicioso plan para prescindir del gas de Rusia. Primero, inversiones masivas para energías renovables. Compras conjuntas de gas en los mercados internacionales y financiación inusitada para infraestructuras, que van a dejar de lado el veto de Hungría a prescindir del petróleo de Rusia. Las importaciones de gas ruso se han reducido del 40% (año 2021) al 26% en abril de este año. Lanzamiento del llamado pacto verde, que consiste en ahorrar energía y consumir menos. Inversiones masivas para proyectos de hidrógeno verde y llegar al 2030 sin depender de los combustibles fósiles. Favorecerá al medio ambiente y a los consumidores.
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