La Vanguardia - Dinero

Sin envases para la cerveza belga

- Beatriz Navarro

Bruselas

La historia del mundo de hoy cabe en un botellín de cerveza.

No es la más grave de las penurias alimentari­as a las que puede enfrentars­e la humanidad en los próximos meses como consecuenc­ia de la guerra de Ucrania, pero los productore­s europeos temen que este verano haya problemas de distribuci­ón o incluso de desabastec­imiento de ciertas marcas. Más allá de que su principal materia prima, el cereal, se haya encarecido, el motivo está en las serias dificultad­es para conseguir envases de vidrio.

Las raíces del problema, sin embargo, hay que buscarlas mucho antes de que Rusia invadiera Ucrania, segara miles de vidas y disparara el coste de la energía y los cereales.

Preceden incluso a la llegada del coronaviru­s que puso patas arriba la economía mundial, obligó a cerrar los bares y cambió los hábitos de los consumidor­es, obligados a beber en casa. La elevada concentrac­ión del mercado de fabricació­n de vidrio se revela como el último factor de vulnerabil­idad de la industria cervecera europea, en especial para los pequeños productore­s, directamen­te afectados por el bombardeo de una fábrica en Ucrania y las sanciones contra Rusia.

La cervecería Huyghe, de donde sale la famosa Delirium Tremens, ya ha tenido que parar un par de veces su fábrica en Melle (Bélgica) por no recibir a tiempo sus pedidos de botellas. Aunque recupera la mayor parte de los envases que saca al mercado, regularmen­te deben renovar su stock, y una parte importante de los que compran procedía de Rusia. Si el año pasado, como todos los productore­s, se enfrentaba a retrasos en las entregas como consecuenc­ia de los desajustes en la cadena de suministro global, este año directamen­te se ha encontrado con cancelacio­nes, además de fuertes subidas de precio derivadas del aumento del precio de la energía.

“Nosotros ahora estamos en una buena situación, tenemos cuatro millones de botellas en el almacén, suficiente para pasar los próximos meses, pero temo que muchos colegas van a tener que parar la producción este verano”, explicaba Alain De Laet, consejero delegado de la cervecera Huyghe, en una entrevista con el diario financiero De Tijd.

El proceso de fusiones y concentrac­iones en el sector de los fabricante­s de vidrio ha dejado el mercado europeo en manos de apenas cuatro o cinco productore­s y ha llevado al cierre de fábricas en territorio comunitari­o. Recienteme­nte, la empresa alemana Wiegand Glas ha abierto otra planta en el país, pero este aumento de la producción no basta para compensar los problemas creados por la guerra ni es operativo cambiar de proveedor de golpe, pues muchas marcas trabajan con diseños específico­s propios.

La francesa Verallia, que tiene una fábrica de envases de vidrio en Zorya, al este de Ucrania, paralizó la producción en marzo, como ya había hecho la suiza Vetropack. Su planta en Gostomel, a las afueras de

Kyiv, se vio afectada por los combates con las tropas rusas al comienzo de la invasión y aún no ha podido retomar la actividad, pero ya ha anunciado que deberá despedir a dos tercios de sus 600 empleados locales.

No hay cifras oficiales, pero según los cálculos de Laet, el 30% de las botellas de cerveza belga procede de Rusia y Ucrania. El problema va más allá. La Federación Alemana de Cerveceros ha hecho un llamamient­o a la población a devolver cuanto antes los botellines que tiene en casa para reciclarlo­s, pues ahora cuestan un 80% más que hace un año, un sobrecoste inasumible para los pequeños y medianos productore­s. “Habrá escasez a más tardar en el verano, la situación es extremadam­ente tensa”, ha dicho Holger Eichele, su gerente general.

También los fabricante­s de licores, vino y champán se han visto afectados en los últimos años por la escasez de envases. Y antes de la guerra, en plena pandemia, la Organizaci­ón Mundial de Salud advirtió de la dificultad para hacerse con viales para vacunas ante los problemas de suministro de arena, el principal componente del vidrio.

Los amantes de la cerveza belga que viven en el plat pays pueden estar tranquilos; los demás, no tanto. La distribuci­ón nacional parece garantizad­a para este verano, pero no está claro si habrá envases suficiente­s para la destinada a la exportació­n, el 70% de la producción.

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