La Vanguardia - Dinero

Ojo a las colas

- Luis Federico Florio

Las ganas de escaparse son generaliza­das. Pero disfrutar del verano será este año más caro y más difícil si hay indecisión, porque los vuelos y los hoteles se encarecen conforme llega la temporada alta. Aún con la oferta por recuperars­e de la pandemia, hay menos sitios disponible­s, y pelear por ellos obliga a anticipars­e más que nunca. Entre que se agotan rápido y que se descartan ofertas de última hora, la previsión es obligada.

Los precios para volar suben. Se combina una presión de la demanda, desatada tras la covid, y un sector por debajo del 2019. Además, las aerolíneas han visto doblarse el valor del combustibl­e, que es cerca de un tercio de sus costes, señala Javier Gándara, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA). A la vez tienen el desafío de seguir estimuland­o la demanda, ya que, según los últimos datos, de abril, el factor de ocupación de los aviones fue del 80%.

Como resultado, datos en el portal de vuelos Kiwi.com apuntan que los precios de venta están un 30% más caros que el año pasado, cuando las compañías los adaptaban para fomentar las compras. Pero sobre el 2019 el precio medio está un 10% más bajo porque los viajes low cost tienen más peso y aún “siguen ofreciendo promocione­s para impulsar la demanda”, detalla Mario Gavira, vicepresid­ente de crecimient­o de la empresa. En concreto, los precios de una de las grandes del sector son un 19% menores. En los hoteles, en la Unión Nacional de Agencias de Viajes (UNAV) cifran el incremento en un 5%, especifica José Luis Méndez, su presidente, aunque varían por zona.

Las fechas marcan la diferencia. “Para viajar entre el 1 de julio y el 31 de agosto ya no se van a encontrar gangas”, alerta Gavira. El mayor impacto se ve en vuelos de largo radio. “En la ruta Europa-Latinoamér­ica, por ejemplo, la capacidad sigue siendo un 30% inferior. Las compañías tienen menos asientos que llenar e intentan sacar el máximo dinero posible”, sigue. “La regla número uno es reservar lo más rápidament­e posible. Los precios solo van a subir”. También sirve la flexibilid­ad de horarios, que permiten “más posibilida­d

Los problemas y las colas en los controles se pueden repetir en verano “si no se ponen más medios”, alertan desde ALA. Se pide reforzar la presencia de policías en el primer verano sin restriccio­nes para británicos, no comunitari­os y gran foco de viajeros. De lo contrario, se podrían retrasar vuelos al tener que esperarlos. Para descongest­ionar también se plantea que los británicos con pasaporte electrónic­o pasen por las máquinas automática­s. de tarifas atractivas”, sobre todo en low cost. También alejarse de fechas con más demanda –del 10 de julio al veintitant­os de agosto–. “Junio y septiembre son fenomenale­s para disfrutar de las vacaciones, hay precios más bajos y el mismo servicio”, señala Méndez. Baleares, Andalucía, el centro de Europa –excepto los bálticos, por Rusia– o Nueva York son algunos de los destinos más demandados, repasa.

En tiempos de inflación y más gastos en las familias, la subida de los precios ya se estaría notando en las reservas que se hacen. “Se recortan días, de 10 a 7, y se fraccionan viajes, esperando a temporada baja o invierno para acabar vacaciones”, dicen las agencias de viaje. Es algo que podría extenderse: para invierno, cuando la renta disponible puede estar más resentida por la inflación y con menos capacidad de ahorro, la visión “es muy incierta”, anticipa Gándara.

La presión de la demanda también se hace notar en el lujo. “En los hoteles los precios casi se doblan, con habitacion­es que han saltado de 1.200 a 2.000 euros en destinos con más tirón, y para viajar en business se ha pasado de conseguir billetes de 2.000 euros a que valgan hasta 6.000”, repasa Francesc Escánez, director de Atlántida Viatges. “La demanda es tan fuerte que la gente lo coge igual”, expone. En destinos estrella, como Italia, Grecia o Croacia – este año triunfa el Mediterrán­eo– intentar ir por todo lo alto en julio o agosto ya es casi imposible. Y conseguir yates o aviones privados, también.

El que espere ofertas de última hora tiene las de perder. Salvo algún caso aislado como cruceros a países bálticos o al Caribe, no existirán, se coincide. “En Italia o Grecia ya no se van a encontrar chollos en vuelos o en los hoteles de mayor nivel. Lo mejor es planificar a largo plazo; si no, pagarás más. Si sabes que te quieres ir en verano, cógelo en febrero, no esperes”. “Hay destinos ya sin plazas. Se debe reservar con 30-45 días de antelación a la fecha de salida, como mínimo”, incide Méndez. Como siempre, anticipars­e en la planificac­ión sale a cuenta. Este año, con presiones por todos los lados, más.

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