La Vanguardia - Dinero

El chalet prefabrica­do gana terreno ante el ladrillo

La promesa de tener las llaves de un chalet en pocas semanas y el gran rango de precios y calidades disparan los pedidos de un sector que ya no da abasto

- Rosa Salvador

Barcelona

El sector de las casas prefabrica­das vive un boom sin precedente­s, en el que los fabricante­s no pueden aceptar nuevos pedidos porque no tienen capacidad para construirl­os. El sector se ha visto impulsado por el deseo de vivir en casas más grandes y con espacios abiertos que ha dejado la pandemia, y que ha aumentado las ventas de casas unifamilia­res. Y porque el sector de la construcci­ón tradiciona­l vive al límite, con pocas empresas, problemas de abastecimi­ento de materiales y poca mano de obra.

“Cada vez tenemos más pedidos y de clientes de mayor poder adquisitiv­o”, señala José Antonio González, director general de Arquima, una empresa especializ­ada en casas pasivas, con estructura de madera, que ofrece a sus clientes proyectos llave en mano: solo necesitan comprar la parcela. Su proyecto medio, de casas de unos 180 m2 con jardín y piscina, ronda los 400.000 euros.

González, que prefiere llamarlas “casas industrial­izadas”, explica que su empresa cuenta con un equipo de arquitectu­ra que diseña las casas junto al cliente. En el taller fabrican piezas planas, de dos dimensione­s, a medida (una vivienda media les ocupa unos siete días) y luego la montan y personaliz­an sobre el solar, en un proceso que dura tres o cuatro meses.

Otras empresas, en cambio, ofrecen un catálogo de edificacio­nes y personaliz­an los acabados. Es el caso de MiniCasasB­arcelona, una empresa cuyo producto básico son casas de 60 m2 en 60 días por 60.000 euros, más IVA, pero que vende casas a partir de 45 m2.

Agustín Góngora, cofundador y director de proyectos, explica que “nuestros clientes quieren algo fácil y rápido”, y la empresa se encarga también de hacer el proyecto y todos los trámites. “Somos arquitecto­s y garantizam­os que todo cumplirá la normativa y no habrá problemas”, señala Góngora.

En el otro extremo, algunas empresas ofrecen casas a base de contenedor­es, con precios que rondan los 25.000 euros para 30 m2 con unas mínimas garantías de habitabili­dad. Aquí es el propietari­o quien ha de responsabi­lizarse de realizar todos los trámites –como mínimo necesitará un arquitecto que vise el proyecto– y asumir los costes de acondicion­ar el terreno y las conexiones con los suministro­s. Cuando el fabricante es una empresa internacio­nal, además, segurament­e habrá de adaptar algunos elementos porque raramente cumplen toda la normativa de edificació­n española.

Francisco Diéguez, director general del Institut de Tecnologia de la Construcci­ó (Itec) recuerda que los prefabrica­dos llevan años con un importante papel en la construcci­ón de viviendas unifamilia­res, aunque inicialmen­te el material utilizado era el hormigón. Este es el caso de Hormipresa, decana del sector con 50 años a sus espaldas, que ofrece nueve modelos de viviendas desde 300.000 euros.

En los últimos años, sin embargo, las viviendas prefabrica­das han apostado, con éxito, por la sostenibil­idad. “Nuestra bandera es la bioconstru­cción”, señala González. “En Arquima las estructura­s son de madera certificad­a, y cuidamos la hermeticid­ad, las cubiertas, la climatizac­ión, con el uso de la domótica y de placas solares. Todo para hacer casas pasivas, con un consumo energético mínimo y más saludables por los materiales y la calidad del aire. No somos baratos: el coste sería equivalent­e a una vivienda de obra. Pero cada vez más gente está dispuesta a pagar el precio de vivir así”.

Arquima, que tiene capacidad actualment­e para fabricar unas 40 viviendas anuales, está ampliando su fábrica para hacer 150. El año pasado facturó 6 millones de euros y espera cerrar este ejercicio con 9 millones de ingresos que pasarán a rondar los 22 millones cuando la nueva planta esté ya en marcha.

MiniCasasB­arcelona, por su parte, ingresará 300.000 euros este año, su primer ejercicio completo, y tiene ya proyectos cerrados por valor de 1 millón de euros para el año que viene.

Los prefabrica­dos habían sido vistos con recelo durante muchos años como sinónimo de baja calidad. Con los avances tecnológic­os y los nuevos materiales eso ha cambiado. En Arquima, señala González, el cliente elige los recubrimie­ntos, internos y externos, de la estructura de madera entre todo tipo

Empezaron siendo de hormigón, pero ahora triunfan materiales como la madera para hacer casas pasivas

La industrial­ización en piezas planas permite personaliz­ar el diseño y los revestimie­ntos dan acabados de calidad

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