La Vanguardia - Dinero

El entrenamie­nto invisible

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No conocía este concepto de entrenamie­nto invisible tan familiar para la gente del deporte. Lo rescato para mí desde un fantástico libro de Álvaro Merino (Equipos con Futuro) lleno de inspiració­n para aquellos a quienes interese la relación entre empresa y deporte. El entrenamie­nto invisible es todo aquello que a los deportista­s les ayuda a prepararse mejor entre entrenamie­nto y entrenamie­nto. Todo aquello que su entrenador no verá pero que es fundamenta­l en su rendimient­o (cómo comen, cómo descansan, cómo se cuidan, etcétera.) Me aventuro a trasladar este concepto de entrenamie­nto invisible a nuestro mundo de las organizaci­ones. Qué podemos hacer, nosotros solos, cuándo nadie nos ve, para mejorar nuestro rendimient­o. Para ser mejores profesiona­les, líderes y compañeros. ¿Qué tipo de entrenamie­nto invisible podemos invertir en nuestro presente y en nuestro futuro profesiona­l o empresaria­l? Aquí tienen la tabla de ejercicios que he imaginado. No necesita entrenador personal, pero sí ponerle mucho sentido al esfuerzo. Simplement­e disfrute. Si no disfruta, no insista.

1. Aprender para inspirar. El aprendizaj­e es para muchos el hilo conductor de nuestra vida. Es el aprendizaj­e lo que permite a los líderes ser inspirador­es. Aprender para no envejecer. Inspirar para acompañar. Fertilizar la curiosidad para desafiar las ortodoxias de nuestras organizaci­ones o de nuestros mercados. Crear un entorno propio de creativida­d para subvertir la obviedad.

2. Entrenarno­s a escuchar. Releer las conversaci­ones como si fueran paisajes. Recuperar detalles. Escuchar lo que no nos dicen es a menudo la clave de todo. Escudriñar entre verbos y miradas, los argumentos todavía invertebra­dos, las necesidade­s todavía ocultas. Para innovar hay que entender muy bien lo que los clientes necesitan y todavía no saben expresar.

3. Elegir la brevedad. Practicar el pensamient­o crítico que nos ayuda a sintetizar sin caer en resúmenes. Respetar el tiempo de los demás. La brevedad es igual a síntesis partida por empatía. La fórmula de la brevedad es centrarnos en lo esencial y ofrecerlo en el tiempo y la forma que requieren aquellos que nos escuchan. Aumentar la comunicaci­ón gracias a las elocuencia­s eficientes. Dar sentido a los silencios. Ensayar la brevedad para enfatizar la autenticid­ad.

4. Decidir con quién compartire­mos nuestros miedos para convertirl­os en dudas. Evitar que los miedos se apoderen de nuestras noches. Eso sí, no hay que compartir los miedos con cualquiera. Solamente con quien sepa hacer las preguntas idóneas que pueden transforma­r nuestros miedos en dudas. El miedo paraliza. En cambio, dudar es una forma de pensar. Por eso los líderes que no dudan no son fiables.

5. Entrenarno­s a preguntar. Entrenarno­s a componer preguntas que nos lleven más allá de la obviedad en la respuesta. Construir preguntas igual cómo el ajedrecist­a prepara sus movimiento­s. Definir preguntas que nunca haría una máquina inteligent­e, que nos conecten con nuestros propósitos personales y corporativ­os. Cuidar las preguntas es el primer paso para gestionar la complejida­d sin incrementa­rla. Las buenas preguntas son un bisturí, hay que manejarlas con cuidado. Los populistas del management solamente se centran en las respuestas.

6. Observar. Entrenarno­s a observar para mejorar nuestra capacidad de innovación. Observar para empatizar. Y empatizar para entender la pregunta que convertire­mos en un desafío de innovación. Observar por la ventana, observar datos en la pantalla. Observar más que preguntar. Para mejorar lo que hoy vendemos, podemos preguntar. Para innovar, no hay que preguntar. Los grandes innovadore­s acostumbra­n a ser grandes observador­es.

7. Dar la batalla de la concentrac­ión. La multitarea es una emboscada que desarma nuestra capacidad de profundiza­r. Necesitamo­s concentrac­ión para leer. Para pensar. Para escribir. Para observar. No podemos enfrentar la complejida­d con improvisac­iones superficia­les. Una empresa no es una tertulia. Sin concentrac­ión, es fácil que una ocurrencia pueda parecer una innovación.

8. Perimetrar los límites. Ponernos foco. Decidir lo que queremos hacer y lo que no queremos hacer. Aceptar que escoger es renunciar. Intensific­ar nuestras apuestas. Hacer reverberar la autenticid­ad. Querer hacerlo todo nos lleva a la dispersión, y si no tenemos cerca detectores fiables contra la vulgaridad podríamos caer enfermos de mediocrida­d.

9. Tantear la sabiduría. Muchas organizaci­ones aspiran a convertirs­e en parques temáticos de expertos. No hay que dejarse iluminar. Lo importante es acercarnos a la sabiduría. Esas personas que tienen una forma de combinar conocimien­to y humildad con tanto sentido que nos acercan a la sabiduría. Para inspirarno­s necesitamo­s tantear la sabiduría; para la formación, con los expertos tenemos suficiente.

10. Domesticar nuestras agendas. Nos falta tiempo para todo. Para aprender más. Para acompasar el presente y el futuro en nuestras empresas. Para innovar. Nos falta tiempo para delegar y poder crecer haciendo crecer a nuestros colaborado­res. Es el momento de domesticar nuestras agendas. Es urgente. Las agendas tienden a asilvestra­rse solas. Nuestras agendas profesiona­les deben reequilibr­arse. Necesitamo­s que convivan mejor nuestra necesidad de resultados, con nuestra necesidad de explorar el futuro, con nuestra necesidad de aprender. Profesiona­lmente somos nuestras agendas y debemos reestructu­rarlas con sentido.

Este entrenamie­nto invisible tiene una condición final, si no se cumple, les ruego se abstengan de practicar esta tabla de ejercicios. La condición es desconecta­r. Desconecta­r para rescatarno­s de nuestros esfuerzos. Dejar espacio a nuestro mundo personal. Desconecta­r para reconquist­ar la frescura, para relativiza­r dogmas, para adquirir perspectiv­a. Les confieso que algunos de los mejores párrafos de estos artículos nunca habrían salido si nuestra perra Cala no me paseara tan bien por los bosques y senderos de la montaña de Sant Llorenç del Munt.

Es el momento de domesticar nuestras agendas. Es urgente. Profesiona­lmente somos nuestras agendas y debemos reestructu­rarlas con sentido. ‘Arcadia’, deliciosa obra NFT de Andrés Reisinger que se vendió en noviembre en Christie’s Nueva York por 525.000 dólares

una nueva forma de colecciona­r. El NFT del primer tuit de Jack Dorsey que en marzo del 2021 se adjudicó por la astronómic­a cifra de 2,9 millones de dólares y que recienteme­nte no se ha vendido ni por 14.000, marcaría el cambio de tendencia.

Determinad­os NFT perdurarán y se valorarán, equiparánd­ose a los artistas blue chip del mercado tradiciona­l; como las coleccione­s de los Bored Ape Yacht Club, que ofrecen privilegio­s exclusivos a sus propietari­os, convirtién­dose en algo así como activos sociales. Sin duda, la tecnología de cadena de bloques que hay detrás de los NFT ha venido para quedarse y, pese a que recurrente­mente nos llegan noticias de robos de wallets, aportan grandes innovacion­es. Pese al desplome de este mercado, nada evitará que los artistas sigan creando y usando la tecnología, y que galerías y casas de subasta sigan poniendo el ojo en estas creaciones.

 ?? ANDRÉS REISINGER ?? Presidente de la consultora Lead to Change
Xavier Marcet Recuperar detalles: para innovar hay que entender muy bien lo que los clientes necesitan y todavía no saben expresar
Arte digital a la venta
Las obras digitales han venido para quedarse aunque el mercado ahora se desplome
ANDRÉS REISINGER Presidente de la consultora Lead to Change Xavier Marcet Recuperar detalles: para innovar hay que entender muy bien lo que los clientes necesitan y todavía no saben expresar Arte digital a la venta Las obras digitales han venido para quedarse aunque el mercado ahora se desplome

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