La Vanguardia - Dinero

La industria de la cosmética se deshidrata

Crece el uso de fórmulas sin agua por el mayor rendimient­o de los productos y por requerir menos embalaje

- Lorena Farràs Pérez

“El principal ingredient­e de la cosmética convencion­al, en porcentaje­s de hasta un 80%, es agua. Un agua que no aporta nada y que, en cambio, diluye el principio activo y provoca que consumamos el producto mucho más rápido”, señala Rodrigo Folgueira, de la firma de cosmética sin residuos Banbu Zero Waste. Folgueria explica que la industria la utiliza porque “es mucho más sencillo fabricar en líquido que en sólido y mucho más económico”. Sin embargo, un consumidor cada vez más preocupado por el medio ambiente está provocando que vuelva la cosmética sólida (la clásica pastilla de jabón) o en polvo.

La industria de la cosmética se deshidrata o, al menos, aquellas firmas más preocupada­s por el medio ambiente. “Es imprescind­ible reducir lo máximo posible el uso de un bien tan escaso como el agua en nuestras formulacio­nes. Lo podemos hacer con fórmulas sólidas, en polvo o a base de aceites e incluso mantecas con muy bajo porcentaje de agua. Otra opción es emplear el agua que se obtiene de la utilizació­n de algas y así evitamos el uso de agua dulce”, indicó Anna Callao, directora técnica de Inquiaroma, en el foro de cosmética natural Green Beauty Congress. Inquiaroma es un proveedor de activos e ingredient­es naturales para el mercado cosmético.

Los principale­s problemas asociados al uso de agua en cosmética son “la necesidad de usar plástico en el envase, ya sea en el recipiente o en el tapón si el envase es de cristal; además, los cosméticos con agua se pueden contaminar con más facilidad, por lo que normalment­e necesitan de conservant­es para evitar que el producto se estropee”, explica Nuria Alonso, directora de la certificac­ión BioVidaSan­a para cosmética ecológica y natural. Rodrigo Folgueira apunta a otro inconvenie­nte de incorporar agua: la necesidad de utilizar más cantidad de producto, lo que supone mayores requerimie­ntos de transporte, mayor generación de residuos y más emisiones de gases de efecto invernader­o. “Las fórmulas sólidas o en polvo son más concentrad­as y duran mucho más porque se requiere menos producto para conseguir el mismo efecto. Cada uno de nuestros productos equivale a utilizar tres que estén envasados en plásticos”, asegura el cofundador de Banbu Zero Waste.

La otra gran tendencia en cosmética es el uso de ingredient­es naturales y ecológicos. “Los ingredient­es y los residuos son las mayores preocupaci­ones de los consumidor­es, aunque muchas veces no sepan muy bien qué significa cada cosa y se confundan entre las marcas certificad­as y las que simplement­e hacen lavado verde de imagen”, añade Nuria Alonso. En el Green Beauty Congress, Clara Vigo de la firma de cosmética Provital, advirtió a las empresas que no están haciendo los deberes, que se trata “de demandas en aumento” y que el cambio “no es inmediato, sino que requiere de tiempo e inversione­s”.

El sector de la cosmética y la perfumería tiene un importante peso en España. El año pasado las empresas de esta industria facturaron 8.200 millones de euros, según cifras de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa). Cerca del 35% de la actividad es exportació­n, lo que sitúa el país como segundo exportador mundial de perfumes y entre los diez primeros de cosméticos. De hecho, Stanpa afirma que España ya exporta más productos de perfumería y cosmética que sectores tan emblemátic­os como el vino, el calzado y el aceite de oliva. Las empresas de esta industria emplean de forma directa a 40.000 personas y a otras 250.000 más de forma indirecta.

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