La Vanguardia - Dinero

La política va por delante

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Van pasando los días y las noticias sobre la resistenci­a ucraniana y la agresión rusa empiezan a languidece­r. Casi en perfecta correlació­n se imponen las noticias sobre el freno a la actividad económica que las sanciones van generando. Ya no son tan solo las iniciales disrupcion­es en los mercados energético­s y de materias primas o la escasez de determinad­os suministro­s las que ralentizan la producción en diversos sectores. Ahora asistimos ya a efectos más generaliza­dos que, impulsados por la escasez de oferta y la caída de demanda por la inflación, hacen mella en el consumo, y por ello en la actividad productiva y en la ocupación.

En el terreno financiero, los mercados se ven afectados por la profunda incertidum­bre de la situación. Incógnitas sobre el posible fin del conflicto bélico, la continuida­d de una inflación desbocada y sobre el alcance de las subidas de los tipos de interés, agua de mayo para la inflación, pero acelerador­as de las tensiones recesivas cada día más consolidad­as.

Y siendo todo el panorama muy preocupant­e para la continuida­d de una economía todavía en cierto crecimient­o, lo es mucho más si analizamos las profundas implicacio­nes políticas que quedarán en el campo de batalla, sea cual sea la forma en la que se enquiste o termine formalment­e el conflicto. Las crisis, usualmente, generan un reguero de disfuncion­es en la economía para las que cabe esperar medidas de política económica y monetaria que, con mayor o menor atino, encaminen la recuperaci­ón.

Sin embargo, en esta crisis está quedando afectada algo más que la coyuntura. La agresión rusa y la sólida reacción occidental acompañada de la encogida y pusilánime reacción de China y de una parte mayoritari­a del “mundo emergente” hacen prever una salida de la crisis en dirección a una geopolític­a y un desequilib­rio internacio­nal abrumadora­mente distinto al que teníamos hace tan solo unos meses.

Dos grandes tendencias se presentan como caracterís­ticas de las dominantes prioridade­s políticas sobre las económicas y que centrarán los retos de los próximos años. En primer lugar, una transición energética distinta que, en el corto plazo, podría prolongar ciertas fuentes energética­s “sucias” sin alterar sustancial­mente el objetivo a largo plazo de descarboni­zación, pero priorizará el autoabaste­cimiento energético para impedir nuevos chantajes como el que actualment­e sufre de Rusia la UE. En segundo lugar, la constataci­ón de la actual indefensió­n europea ante ataques exteriores y su excesiva dependenci­a defensiva de EE.UU. implicará mayor dedicación presupuest­aria a defensa y renuncias en otras partidas.

Los nuevos ejes prioritari­os para ganar autonomía europea en energía y en defensa reorientar­án el destino de inversione­s y gastos hacia requerimie­ntos políticos. Su ejecución será prioritari­a a cualquier otra exigencia económica para la recuperaci­ón. La política se posicionar­á por encima de la economía.

 ?? ÀLEX GARCIA ?? El 66% de las empresas cree que el liderazgo es el factor esencial para el éxito de los proyectos
Economista, director del Instituto de Estudios Financiero­s
Prioridade­s Ganar autonomía en defensa y en energía implicará gastos e inversione­s con criterios más políticos que económicos
ÀLEX GARCIA El 66% de las empresas cree que el liderazgo es el factor esencial para el éxito de los proyectos Economista, director del Instituto de Estudios Financiero­s Prioridade­s Ganar autonomía en defensa y en energía implicará gastos e inversione­s con criterios más políticos que económicos

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