De Venecia a Basel
Este 2022 es año de Grand Tour, cuando confluyen dos de las manifestaciones artísticas más relevantes a nivel internacional: la Bienal de Venecia, con su clásica estructura de pabellones nacionales en los Giardini y una gran exposición en el Arsenale, y la recién inaugurada Documenta de Kassel, que cada cinco años inunda la ciudad alemana de propuestas artísticas y deviene todo un posicionamiento sobre el arte actual. Las dos atraen millones de visitantes de todo el mundo y son la cima de una lista de más de 200 bienales que, con fines no comerciales, suceden en múltiples rincones del globo, muchos de ellos apartados de lo que son las grandes capitales del arte. Y entre las dos, Art Basel, la feria de las ferias, con sus múltiples propuestas artísticas a la venta a precios astronómicos, especialmente en Art Unlimited, con 70 macroproyectos que podrían competir en tamaño y ambición con los de Venecia y Kassel.
Y cada dos años, por estas fechas, aparecen en la prensa especializada artículos sobre la tensión que se establece entre las ferias y las bienales, entre lo comercial y lo no comercial. Se denuncia una tendencia llamada síndrome de la bienalización de las ferias, que cada día ponen más la mirada en lo comisariado, al tiempo que se denuncia la ferialización de las bienales, que deberían mantenerse al margen del mercado. Quien mejor lo ha descrito ha sido Paco Barragán, comisario que en plena pandemia publicó el ensayo From Roman Feria to Global