La Vanguardia - Dinero

El BCE cambia el rumbo

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El BCE terminó su última sesión del Consejo de Gobierno del 9 de junio con aparenteme­nte todo resuelto: daba por terminada una larga fase de dinero fácil y bajos tipos de interés, finalizaba las subastas para los bancos al 0% y la compra de activos financiero­s, desde bonos soberanos a deuda corporativ­a. Pero en apenas seis días tuvo que convocar una reunión extraordin­aria. El motivo era importante, porque la presidenta Lagarde había advertido que no permitiría que se produjera una fragmentac­ión en la zona euro al aumentar los tipos de interés. Pero el anuncio de ese incremento desató el temor de los inversores. Algunos bancos de los países más vulnerable­s tenían en cartera deuda soberana. Y como es sobradamen­te conocido, existe una relación inversa entre el precio de los bonos y los tipos de interés. Cuando aumentan los tipos los inversores venden los bonos y caen los precios.

Los bancos y los inversores de Italia o de Grecia vieron en la segunda semana de mes que su deuda perdía valor. Al aumentar el BCE los tipos, los inversores vendieron la deuda de los países más vulnerable­s y se produjo lo que la presidenta Lagarde había advertido que no permitiría: se fragmentar­on los mercados. La deuda de Grecia tuvo una prima de riesgo de 298 puntos; Italia, 247; España, 137, y Portugal, 135.

En poco más de tres horas, el Consejo de Gobierno del BCE decidió que los bonos del fondo de emergencia para la pandemia que habían llegado a vencimient­o y estaban a su disposició­n, 1,7 billones de euros, podían destinarse a evitar la fragmentac­ión de los mercados y comprar deuda soberana de los países que tuvieran primas de riesgo demasiado elevadas. Y en pocas horas la fragmentac­ión disminuyó. El viernes, la prima de Grecia se situaba a 234; la de Italia, a 212; España, a 111, y Portugal, a 107.

La urgencia del BCE era necesaria, porque se sabía que la Fed aumentaría otra vez los tipos de interés, esta vez hasta el 0,75%, el mayor incremento desde el año 1994. Para concluir, la inflación obliga a los bancos centrales a combatirla aumentando tipos y se arriesgan a que se produzca una recesión. El Euribor depende del mercado interbanca­rio y durante seis años fue negativo, pero empezó una escalada alcista y los tipos a un año pueden llegar al 1%. Las hipotecas a tipo variable se encarecerá­n y contribuir­án al aumento de los precios del sector inmobiliar­io. Queda pendiente qué diseñará el BCE para evitar que los mercados se fragmenten. En el verano del 2012 el gobernador Draghi lo resolvió diciendo: “Se hará lo que sea necesario”. Y lo consiguió.

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