Doctrina del shock en los campos de trigo de Ucrania
La guerra contra Rusia ha allanado el camino a las inversiones de fondos globales en el mercado de cereales
El llamado granero de Europa, dotado de tierras fértiles que producen anualmente unos 60 millones de toneladas de cereales, siempre ha sido un atractivo reclamo para las grandes comerciantes de commodities agrarias como Cargill, Bunge o ADM, así como megafondos de inversión como Black Rock, o Vanguard. Ucrania cuenta con una tercera parte de la tierra agrícola de Europa, es el segundo exportador de cereales del mundo y produce una tercera parte del aceite de girasol. En tiempos de creciente temor por la seguridad alimentaria y precios disparados de alimentos básicos puede ser una nueva mina de oro para el capital global.
Sin embargo, los obstáculos a la entrada de inversores han frustrado las expectativas de los gigantes de Chicago o Wall Street. Concretamente, la moratoria sobre la compra y venta de suelo agrícola legislada en el 2001 con el fin de frenar la concentración de la propiedad del suelo en manos de los grandes oligarcas.
Con una prohibición total a la compra de tierra por parte de extranjeros, la moratoria ha complicado el avance de los grandes brókers de commodities y otros inversores, que tuvieron que entrar por la puerta trasera en el capital de empresas ucranianas o alquilar suelo mediante contratos de arrendamiento.
Pero gran parte de los 32 millones de hectáreas dedicadas a la producción de cereales permanecían fuera del alcance del capital global. Se repartieron entre corruptos oligarcas ucranianos y siete millones de pequeños y medianos agricultores en un país en el que el 40% de los habitantes viven de la tierra.
Sin inversiones multinacionales, la productividad del sector ha sido muy baja, menos de una quinta parte de la francesa, por ejemplo. Pero la mayoría de ucranianos se ha opuesto a la entrada de las corporaciones pese a las presiones del Departamento de Estado estadounidense, el Fondo Monetario Internacional (FMI), los inversores globales y los lobbies agrarios de Bruselas.
Solo tras el cambio de régimen – con la llamada revolución del Maidán, que derrocó al Gobierno de Víktor Yanukóvich en el 2014– se empezó a despejar el camino para los traders y los fondos de inversión occidentales. Asimismo, la invasión rusa de este año ha resultado la perfecta doctrina del shock. Con el respaldo del Gobierno de Volodímir Zelenski, el Parlamento en Kyiv aprobó en el 2020 el levantamiento parcial de la moratoria. La nueva ley permite la compra por particulares o empresas de
Sin inversiones multinacionales, la productividad del sector viene siendo muy baja