Infraestructuras y modelo de país
No creo que se pueda cuestionar la importancia de las infraestructuras de comunicaciones en el desarrollo económico. Esta función central se podría desglosar en tres apartados: el poder que representa para quien tiene la potestad de planificarlas, la generación de riqueza, tanto directa como inducida, y el impacto que tiene para el diseño del modelo de país. De hecho, una prueba de todo nos la da un simple ejercicio que se aplica cuando se quiere conocer el grado de centralización política de un estado: no mirar tanto los textos constitucionales como el diseño de las infraestructuras. Este análisis acostumbra a ser mucho más ilustrativo.
En relación en el primer punto (el poder), es evidente que el modelo de financiación común deja poca capacidad a los gobiernos autonómicos para efectuar grandes infraestructuras, de manera que el poder queda concentrado en la administración central, que la que diseña en última instancia el modelo de país a partir de la política de infraestructuras de comunicación, singularmente ferroviarias, transporte por carretera y aeroportuario.
El modelo que se deduce en España es claramente de inspiración centralista, con una gran capital que pretende emular París o Londres, en el que se concentren los niveles más altos de renta. Pocos precedentes como el modelo radial, con epicentro en Madrid, de las estructuras ferroviarias, que además sitúa a España como el Estado que dispone de más kilómetros de alta velocidad de Europa. También es significativo el corredor mediterráneo, por donde circulan cerca de un 45% de las exportaciones, pero que originariamente el gobierno no incluyó entre los grandes ejes estratégicos europeos, sino que optó por el corredor central (Madrid-Zaragoza). La presión catalana y valenciana y de la propia UE hizo que en el 2011 tuviera que aceptar el corredor mediterráneo, con dos ramales, manteniendo buena parte del corredor central. Por eso los fondos europeos del corredor mediterráneo se invierten en Madrid.
Visto desde Catalunya, hay que preguntarse hacia qué modelo de país nos vierte esta situación, es decir, la de no disponer de recursos suficientes para diseñar un modelo adaptado a la realidad catalana y, muy especialmente, a la voluntad de sus habitantes. En otras palabras, tendremos que replicar el modelo español o francés, con Barcelona como epicentro, o podremos diseñar un país en red, más próximo al modelo alemán, que aproveche las sinergias de lo que se ha llamado “tras el país”, y cree una potente y competitiva zona que se fundamente en la heterogeneidad, complementariedad y especialización de varios núcleos internos.
Para concretar, ¿disponemos de recursos, poder y determinación para hacer posible este modelo? Estamos hablando, por ejemplo, del cuarto cinturón o el eje transversal ferroviario (Lleida-Girona), con todos los requerimientos ambientales. Estamos hablando del modelo de nuestro país.
Meta ha anunciado que todos los usuarios de Facebook e Instagram ya tienen la posibilidad de publicar y compartir sus tokens no fungibles (NFT). En ambas plataformas, las personas pueden compartir en sus perfiles tanto los activos que han creado como los que han comprado, así como vincular su criptocartera. Meta aseguró anteriormente que no se cobrarían tasas por publicar o compartir tokens no fungibles en Instagram y que el propósito es que el espacio NFT sea más inclusivo para todas las comunidades.