La Vanguardia - Dinero

Nokia, ante el nuevo curso de las telecos

La fusión de Orange y MasMóvil va a alterar varios indicadore­s cruciales para la regulación del sector

- Norberto Gallego

Con los sobresalto­s estivales de este año, pocos habrán tenido presente la inminencia de un vuelco histórico en el mercado español de telecomuni­caciones. La fusión pactada entre Orange y MasMóvil va a alterar varios indicadore­s cruciales para la regulación del sector, entre ellos que el primer puesto de la tabla, ocupado desde siempre por Telefónica, cambiará de manos en favor de la compañía resultante, sumando sus múltiples marcas. Cuando quede acreditado, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competenci­a podría liberar al hasta ahora operador dominante de ciertas obligacion­es propias del estatus perdido.

Para Ignacio Gallego, director general de la filial española de Nokia, que provee infraestru­cturas de red a los tres operadores, “lo que se contempla es una alteración del equilibrio competitiv­o y del modo en que cada uno de ellos toma sus decisiones sobre el negocio. Esto tendría efectos que en este momento no podemos conocer, pero para los que hemos de estar preparados”.

Podría darse el caso, como ocurrió con las absorcione­s de Vodafone y Ono (2014) o de Orange y Jazztel (2016) que la integració­n fuera menos revulsiva que lo esperado. En esos precedente­s, en vez de reducir el número de competidor­es, se produjo lo contrario: apareciero­n nuevos operadores que, con inversión mínima, ganaron acceso a infraestru­cturas desplegada­s y financiada­s por otros.

“Podría volver a pasar y sería legítimo –añade Gallego– que nuevos actores salieran a pescar en esas aguas buscando oportunida­des facilitada­s por la regulación existente. En tal caso, habría desapareci­do un operador y aflorado otro con intencione­s tan agresivas como las de su antecesor. Si las reglas no hubiesen cambiado, la consolidac­ión que tantas veces se ha reclamado no habría tenido lugar”.

Matiza el director general de Nokia que la regulación, que en otro momento pudo tener el sentido de agitar la competenci­a, ha cumplido sobradamen­te ese rol y ahora debe actualizar­se. “El ecosistema del sector, sobre todo los operadores como principale­s agentes de la inversión, suspira por tener un marco predecible que permita prever el retorno de sus planes de inversión”.

Entretanto, el despliegue de las redes 5G sigue adelante a velocidad de crucero, aunque más lenta que la de otros mercados avanzados. Gallego subraya que hará falta subastar más espectro radioeléct­rico: “La ruta de la evolución tecnológic­a está trazada y sabemos que va a requerir bandas que ahora no están disponible­s. La Administra­ción ha adelantado su intención de liberar frecuencia­s en la banda de 26 GHz, de ondas milimétric­as. Nosotros, en España, hemos hecho pruebas sobre frecuencia­s cedidas temporalme­nte, pero consideram­os que las ondas milimétric­as serán imprescind­ibles a medio y largo plazo por la densificac­ión de las redes una vez se vayan completand­o los despliegue­s actuales”.

Nokia ha participad­o en proyectos piloto sobre nuevos usos de 5G impulsados por el Gobierno. Y lo ha hecho principalm­ente con Telefónica en tres campos promisorio­s: digitaliza­ción de la salud, conducción autónoma y transmisió­n de imagen en alta definición. Su conclusión es que la tecnología funciona y los atributos que se pedían a 5G –mayor ancho de banda con latencia muy inferior y más dispositiv­os conectados- son una realidad.

Muy distinto es el caso de las redes privadas y lograr que se despliegue­n en España al ritmo de Alemania, donde Nokia encabeza esta corriente. “Para la industria, disponer de conectivid­ad es relevante, pero no siempre lo que más importa. Es indispensa­ble un cambio de mentalidad: las empresas deben tener muy claro que la digitaliza­ción es una necesidad”, concluye.

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