Más jóvenes, más crédito
Un estudio de Cofidis sobre la financiación de reformas revela que los jóvenes que acuden al crédito piden más que otros grupos de edad. Mientras que la media está en 9.000 euros, el grupo de 39 a 50 años pide 10.050 euros, el de 26 a 38 unos 10.400 y el de menores de 26, unos 11.200 euros de media. “Es habitual ya que por edad tienen menos ingresos y ahorros, que en parte se van en la entrada de la vivienda”, analiza Longás. más recomendable pedir un préstamo personal si falta estabilidad financiera. Son más lentos en la concesión y requieren más documentación, pero las condiciones son más beneficiosos”, compara.
Una solución más efectiva pasa por ajustar el gasto. “Cada familia es distinta, pero con su política el Banco Central Europeo (BCE) nos está diciendo que revisemos nuestros gastos, ver si son superfluos y aplazarlos si es necesario. Ser más restrictivos tras gastar muy alegremente con financiación barata por los tipos cero”, plantea Enrique Borrajeros, de la Asociación Española de Asesores y Planificadores Financieros (EFPA). Reutilizar material escolar o ahorrar en el consumo en casa antes que pedir un préstamo. Porque con la subida de tipos, “las opciones más accesibles, rápidas y con aplazamientos tienen tipos muy altos. Pueden ser muy dañinas en la espiral de incremento de las referencias”, añade.
Lo ideal es que los ingresos que se destinan a deuda –incluida hipoteca– no sobrepasen el 30%-40%. Debería ser el tope máximo para garantizar la solvencia. Es la cifra que las propias entidades o el Banco de España recomiendan. “Estamos siendo bombardeados con la idea de que tras el verano puede pasar algo en la economía. En comparación a la última crisis, las familias están más preparadas, con más ahorro y deuda más contenida y mejor estructurada, principalmente hipotecaria. Hay una base más firme para afrontar la situación inflacionista y de subida de tipos”, dice en cualquier caso Borrajeros.
Más allá de que sea acorde a la capacidad patrimonial, también hay que evitar que la devolución se eternice. “Si tenemos una necesidad de financiación en septiembre, hay que evitar que la deuda siga viva en años siguientes”, comenta Longás. Con un plazo mayor existe el riesgo de volver a financiarse en las mismas épocas y hacer más grande la bola. “Hay que intentar que haya correlación entre el tiempo de disfrute y el pago. No tiene sentido financiar un gasto del corto plazo a muchos años...”, señalan en Cofidis. Pagar durante años el coche, sí. Unas vacaciones o la matrícula escolar, mejor no.