Del gimnasio al supermercado
Protella elabora productos de chocolate ricos en proteínas y sin azúcares añadidos para una alimentación saludable
Josep Nos y Gerard Sagristà se conocieron en un gimnasio. En aquel momento, ambos eran estudiantes universitarios. Nos estudiaba Dirección y Administración de Empresas y Sagristà, Ciencias Físicas y de la Salud. Como trabajo de fin de grado, Nos quiso crear un producto de nutrición deportiva. Le explicó la propuesta a su amigo del gimnasio mientras tomaban un frankfurt. Como anécdota, recuerdan que fue en una servilleta. Pero el proyecto no se quedó en una anécdota.
“El padre de Josep es amigo del propietario de una fábrica de catanias en Vilafranca del Penedès. Le contactamos e hicimos un mix entre nuestra propuesta de nutrición deportiva y las catanias”, recuerda Sagristà. El producto resultante enamoró a los amigos emprendedores, pero también al propietario de la fábrica, quien se sumó como socio al proyecto. Habían dado con la fórmula para elaborar un chocolate rico en proteínas y sin azúcares añadidos –es decir, saludable y apto para deportistas–, pero que a la vez tiene un buen sabor. “Está tan bueno que todo el mundo piensa que sí lleva azúcar”, asegura Nos.
Fundaron la firma Protella en el 2018. “Empezamos vendiendo a gimnasios y tiendas de nutrición deportiva, pero en vista del éxito que teníamos entre las personas que no eran deportistas, nos abrimos al gran público”, señala Sagristà. En la actualidad, las cremas proteicas y snacks de chocolate de Protella se encuentran en tiendas de comida saludable y los emprendedores están en negociaciones para entrar en grandes supermercados.
El 50% de las ventas, que este año prevén que sean de 1,5 millones de euros, son exportación. Sus productos se pueden comprar en distintos países de la Unión Europea y en Israel. Este año están empezando a vender a Estados Unidos, Canadá y países árabes. Pero no todo son ventajas cuando se tiene éxito: “Nos han copiado y nos siguen copian mucho”, se lamenta Sagristà.
Protella tiene su sede central en l’Hospitalet de Llobregat y emplea a once personas. La producción tiene lugar en la misma fábrica en la que empezó todo, en Vilafranca del Penedès. Además, han ampliado el catálogo de productos: ahora comercializan también pan, harina y tostadas.