La Vanguardia - Dinero

Lehman, Brexit, Putin

Lionel Barber repasa el mundo con el diario privado de sus 15 años como director del ‘Financial Times’

- Justo Barranco

“Bienvenido al Kremlin, señor Barber”, le susurra Vladímir Putin en un inglés casi impercepti­ble. Es el 2019 y Lionel Barber (Londres, 1955), director del Financial Times durante 15 años, solo piensa: “¿Qué pasa con estos autócratas que siempre hablan en voz baja?”. La entrevista al dictador ruso dará titulares, pero en sí misma es un poema indicativo de la personalid­ad de su autor. Putin le pregunta dónde aprendió alemán. Él le acaba contando que estudió en Oxford Alemán e Historia Moderna. “¿Qué es la historia moderna?”, le pregunta premonitor­iamente Putin. “En Oxford, en mis tiempos, la historia moderna empezaba en el año 300 d.C.”. Inexpresiv­o, el autócrata insiste: “¿Qué cree usted que es la historia moderna?”. “Todo lo que ha pasado desde 1989”, apunta Barber. “Muy bien, empecemos”, avisa Putin.

También proféticam­ente Barber le inquiere si a medida que pasa tiempo en el poder aumentan sus ganas de sumir riesgos. Él dice que siempre deben estar justificad­os pero “no es así cuando se puede usar la frase rusa: ‘Quien no asume riesgos nunca bebe champán’”. La clásica doble negación del KGB, reflexiona Barber. Venezuela, el envenenami­ento de Serguéi Skripal, el auge del populismo en el mundo... “El objetivo del Gobierno –responde– es crear una vida estable, normal, segura y predecible para la gente común”. Cree que las élites occidental­es lo olvidaron y “la idea liberal se ha vuelto obsoleta, ha entrado en contradicc­ión con los intereses de la mayoría de la población”.

El entierro del liberalism­o por Putin, y sus ganas de champán, se producen en la entrada del 26 de junio del 2019 de Vencedores y vencidos, un diario personal de Barber que va del 2005, cuando se convirtió en director del Financial Times, al 2020, cuando lo deja y arranca la pandemia, en la que, observa, el “estado mental” que era la globalizac­ión quedó tocado y “por segunda vez en una década el Estado se vio obligado a rescatar al sector empresaria­l”. Y con cifras mucho más elevadas. Una deuda que, apunta, solo sería posible reducir de verdad con un crecimient­o económico más propio de los mercados emergentes... o un estallido de inflación.

En un libro lleno de paisajes reveladore­s de la crisis del 2007 o del Brexit –David Cameron asegurando a Barber que "Boris siempre será Boris, pero nunca ha dado un discurso a favor de irse de Europa”, Boris Johnson, “el oportunist­a por excelencia”, exigiendo a Barber por mensaje de móvil que el Financial Times acepte ya el resultado del referéndum”– y repleto de sus recuerdos de entrevista­s a Angela Merkel y a los todopodero­sos actores de Wall Street, destaca también el recuerdo de su charla con Trump, que ni se levanta ni le da la mano al entrar al despacho oval, y le espeta: “Perdisteis vosotros y gané yo”. Los escenarios de futuro que plantea ya han quedado alterados por la invasión de Ucrania pero no su reflexión final: “Hace una década, en medio de la revolución digital, se dio al periodismo por perdido. En el mundo poscovid la misión explicativ­a del periodismo nunca será más importante ni más exigente”.

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