El mundo se inquieta ante la nueva era Xi
Tras el congreso del PCCh, China se centra en revitalizar una actividad a medio gas por la política covid cero y la crisis inmobiliaria
Hong Kong
Miles de visitantes aislados en Disneyland Shanghai tras un repentino cierre por coronavirus. Confinan siete días el área industrial de Zhengzhou, donde está la factoría de iPhone más grande del mundo. Protestas en Tíbet de trabajadores migrantes que quieren volver a sus casas y no quedarse aislados sin poder trabajar. El fabricante de vehículos eléctricos NIO suspende su producción en dos plantas de Hefei por las medidas antivirus y sus acciones caen en bolsa. Bajan los precios del alquiler en Shanghai hasta un 20% por la salida de residentes extranjeros y asalariados locales con altos ingresos por miedo a nuevas restricciones.
Un repaso a los titulares de la prensa de esta semana certifica que, mientras el coronavirus parece cosa del pasado en gran parte del mundo, en China está más de actualidad que nunca. Tras dos años de relativa calma, sin apenas casos y con la economía a buen ritmo, la irrupción de la variante ómicron a principios del 2022 llevó la crisis al territorio del gigante asiático. Fiel a su estilo, Pekín ha seguido apostando por su política de tolerancia cero, que impone nuevas restricciones y pruebas masivas cada vez que surge un brote. No hay duda que la estrategia ha minimizado el número de bajas: apenas un millón de infectados y unos 5.200 muertos entre una población de 1.400 millones de personas, según los datos oficiales. Sin embargo, su extensión sine die está provocando un gran agotamiento entre la población y graves daños a su economía.
En el segundo trimestre del año, cierres como los de Shanghai, Shenzhen o Tianjin torpedearon su actividad industrial y comercial hasta dejar la expansión del PIB en un raquítico 0,4%. El paro juvenil se sitúa ahora en torno al 18% (llegó a ser casi del 20%). La falta de confianza afecta al turismo y al consumo interno, revirtiendo los esfuerzos previos para lograr que este sector gane más peso. Numerosas empresas extranjeras miran con pesimismo el futuro y se preguntan hasta cuándo podrán seguir aguantando en estas condiciones.
“China se está volviendo menos competitiva para las inversiones extranjeras. Necesita actuar pronto para recuperar la confianza de las empresas o se irán a otra parte”, señaló en un reciente informe la Cámara de Comercio Americana de Shanghai.