La Vanguardia - Dinero

Los cinco sentidos

- La demanda mundial

de baterías de Li-Ion pasará de los 363 GWh actuales a 3.100 GWh en el año

De niños aprendemos los cinco sentidos del ser humano. Repasemos: la vista, el oído, el tacto, el olfato y el gusto. A veces pienso que, de mayores, también deberíamos valorar los cinco sentidos que deben guiarnos en la dirección de empresas.

El primero de ellos es el sentido de la responsabi­lidad. El eminente sociólogo Max Weber contrastab­a la ética de la responsabi­lidad con la ética de la convicción. Es bueno ser persona de conviccion­es profundas. Sin embargo, en la empresa, cuando hemos de tomar decisiones que afectan al bienestar de muchas personas, la responsabi­lidad, la valoración de las previsible­s consecuenc­ias de nuestros actos en los demás, debe primar sobre las conviccion­es personales. Dirigir, al fin y al cabo, es servir a los demás y al proyecto colectivo que es siempre cualquier iniciativa empresaria­l. Quien dirige bien sirve a las personas, en lugar de servirse de ellas. Un segundo sentido es el de la justicia. Quien lidera debe tomar decisiones que involucran a terceros o a colectivos de empleados. No son decisiones sencillas puesto que los intereses de unos y otros son muchas veces contrapues­tos y cuesta contentar a todos. La justicia es equilibrio. Raramente la decisión es un todo o nada. Las partes enfrentada­s tienen sus razones y en la justa medida aristotéli­ca se deben buscar soluciones prácticas y constructi­vas.

El tercer sentido es el menos común de los sentidos, el sentido común. El mundo de la empresa nunca había sido tan complejo como hoy. Los datos, los modelos y las técnicas nos abruman. Pueden nublar el horizonte y alejarnos de nuestra ruta. La empresa debe disponer de toda la capacidad técnica y analítica necesaria, pero al tomar las decisiones desconfiem­os de aquello que no es comprensib­le, que no se puede explicar de manera sencilla e intuitiva. Apoyémonos en la experienci­a y el sentido común. Como el veterano inversor Warren Buffett, que se precia de invertir en negocios sencillos y que entiende bien.

El cuarto sentido que me parece importante es el del ridículo. La empresa es un proyecto compartido. Quienes lo dirigen pueden ilusionar al equipo, ser innovadore­s y disruptivo­s sin que ello comporte un protagonis­mo personal cuando no toca. Es importante ser consciente­s de que la empresa trasciende a sus liderazgos. Tener sana modestia. No creerse los éxitos en exceso. Algo sí, por supuesto, ya que la confianza en uno mismo es imprescind­ible para progresar. Pero con mucho cuidado ya que ¡cuán fácil es endiosarse y caer en la arrogancia!

Finalmente, no podía faltar en la lista el sentido del humor, sin duda uno de los más preciados, también en la empresa. Es fundamenta­l saber reírse, especialme­nte de uno mismo. El sentido del humor es parte del arte de dirigir. Es una manera excelente de empatizar con nuestros colaborado­res y generar un clima de motivación, confianza y compromiso, todos ellos factores que impulsan en positivo la empresa.

2030

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Profesor de IESE jordiguals­ole.com
Liderazgo
Hay cinco valores: el ser responsabl­e, actuar con justicia, el sentido común, el límite del ridículo y el saber reírse
El reciclaje, la eficiencia, la extracción y fabricació­n enlaUEyla I+D son la carta de salvación Profesor de IESE jordiguals­ole.com Liderazgo Hay cinco valores: el ser responsabl­e, actuar con justicia, el sentido común, el límite del ridículo y el saber reírse

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