El PIB de Bobby Kennedy
Jackson analiza en ‘Postcreixement’ el mito central de nuestra sociedad: el crecimiento inacabable
“Estamos al inicio de una extinción masiva. Y vosotros solo podéis hablar de dinero y de cuentos de hadas de crecimiento económico eterno”. Las palabras contundentes son de una adolescente, Greta Thunberg, en la cumbre del clima de la ONU en el 2019. Parece una declaración radical tras los años ochenta y la llegada de la reaganomics. De hecho, ahora parece ciencia ficción que bajo la presidencia de Nixon fuera a aprobarse una renta mínima que fue tumbada por los demócratas por poco ambiciosa. Y también resulta sorprendente imaginar a Robert Kennedy comenzar su malograda carrera a la presidencia frente a los estudiantes de la Universidad de Kansas diciendo en marzo del 68 y en plena guerra del Vietnam que “cuanto más alboroto salga de los campus universitarios, mejor será el mundo del mañana”. Y, sobre todo, hilando un discurso contra el sacrosanto PIB que mide el éxito de las sociedades desde que se creó entre la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial.
Y sin embargo, Bobby Kennedy –asesinado tres meses después, e influido por economistas como John Kenneth Galbraith y su libro La sociedad opulenta, y por el clásico del ecologismo Primavera silenciosa, publicado en 1962 por Rachel Carson y apoyado antes y después por JFK frente a los ataques de la industria– pronunció un discurso en el que recordó que el PIB suma demasiadas cosas malas y excluye demasiadas buenas: “Cuenta la contaminación atmosférica y la publicidad de los cigarrillos (...) Cuenta el napalm y las cargas nucleares y los coches blindados para que la policía se enfrente a los desórdenes en nuestras ciudades (...) No mide nuestro ingenio ni nuestro coraje, ni nuestra sabiduría ni lo que hemos aprendido, ni nuestra compasión y devoción a nuestro país. Lo mide todo, en resumen, excepto lo que hace que la vida valga la pena”.
Y el pensamiento de Bobby Kennedy es la palanca inicial de Postcreixement, un libro de Tim Jackson, profesor de Desarrollo Sostenible en la Universidad de Surrey, que recuerda que todas las sociedades tienen mitos, relatos que las sostienen, y que el nuestro es el del crecimiento: mientras la economía continúe expandiéndose, la vida mejorará. Sin duda, el crecimiento económico, apunta, ha sacado a millones de personas de la pobreza. Pero en la escala actual ha provocado el caos en el mundo natural y asegura que más no es siempre mejor: lo es donde hay escasez, donde ya hay un exceso, no. En un libro que va de Darwin a Lynn Margulis, y de Adam Smith a Keynes y el monje vietnamita Thich Nhat Hanh, Jackson aboga por energías renovables, condiciones laborales justas y protección del medioambiente y recuerda que uno de los padres de la ciencia económica, John Stuart Mill, ya creía que un estado estacionario de la economía podría ser una mejora considerable de la vida frente a la competencia constante. Cree que el confinamiento del covid ha permitido vislumbrar las fallas de nuestra sociedad y el frenesí que nos guía, y concluye el libro con una cita de Lao Tse: “Que suficiente es suficiente, es saber suficiente”.