El mundo cripto pierde gancho
La caída del bitcoin refleja el menor atractivo de las inversiones con mayor volatilidad en el nuevo entorno
El cambio de panorama financiero coge a algunos en caída libre. El mundo cripto ha perdido el favor de los inversores: en lo que va de año el rey bitcoin cede cerca del 65% y lo mismo ocurre en el resto de principales alternativas. Con el riesgo y volatilidad que le acompaña, ¿por qué jugarse los ahorros ahí si opciones más seguras como la renta fija ya empiezan a tener atractivo?
Los desplomes vienen por varios frentes. Las criptomonedas se dispararon al calor del dinero barato y exceso de liquidez, con récords hace justo un año. Hoy la financiación es más cara, la inversión privada se ha secado y la volatilidad que conllevan no resulta tan atractiva: “La subida de tipos perjudica a los activos de crecimiento futuro y los nuevos negocios”, repasa Joaquín Robles, analista de XTB. Además, mientras que en la pandemia había un ahorro inesperado que muchos volcaron en el mercado de las criptomonedas, la inflación ha dejado a otros tantos sin margen. “En una fase de desaceleración la gente prefiere ser más cauta, con menos propensión a asumir riesgo. Y muchos al ver las caídas se lo piensan dos veces antes de entrar”, sigue.
Luego están todas las particularidades que han afectado al mundo cripto. Una, la decepción de particulares que entraron en máximos, con la promesa de grandes rentabilidades, y han recogido velas para frenar la sangría. Unas ventas que han ido tumbando el valor. El gancho de altas rentabilidades ha quedado atrás. Otra, que la alternativa al sistema financiero tradicional ha acabado sufriendo sus mismos males. Fracaso de una adopción a gran escala en El Salvador, ciberdelincuencia, quiebra de monedas estables (TerraUSD, Luna), de plataformas (Celsius), corralitos (2gether) y símiles al pánico bancario. Abonando la desconfianza, el último ha acelerado la caída de las cotizaciones esta misma semana. La plataforma FTX, un exchange que permite comprar y cambiar divisas y criptomonedas, ha quebrado tras reconocer dificultades para cubrir las operaciones. Al ver el panorama los usuarios se lanzaron a intentar vaciar sus carteras, acelerando el desplome: se quedó sin liquidez para las retiradas de dinero de los que cerraban sus inversiones. Además se ha destapado que sus depósitos se usaban para inversiones de alto riesgo... “Un caso de pánico bancario de toda la vida, con un riesgo de contagio muy grande”, plantea Luis Garvía, profesor de finanzas de Icade Business School. “Parecía que ya se había tocado suelo y la caída de FTX ha tenido un efecto contagio, muchos quieren reducir su posición”, incide Robles.
Para romper una lanza a favor del mundo cripto, este tipo de caídas no son nada nuevo: en once ocasiones el bitcoin ha caído más del 40% tras tocar un máximo. Suele volver con fuerza, pero quizás esta sea la definitiva... “El criptoinvierno suele durar dos o tres años. Hay que esperar al próximo halving –proceso técnico que reduce a la mitad la retribución de los mineros, por lo que se generan menos monedas– del 2024 para ver subidas. Si la demanda aumenta probablemente ahí lo veamos disparado, pero no tanto como antes”, vaticina Garvía. Para Robles, una mejora dependerá de si hay regulación y reconocimiento y de si es más aceptada como medio de pago. En esa mayor aceptación pueden surgir barreras naturales. “No están destinadas al gran público, ni diseñadas para comprar el pan o interactuar con la economía real. Sí para internet, e internet tiene futuro”, señala Garvía.
Mirando en perspectiva, “ni ha protegido de la inflación ni ha ejercido de valor refugio. Es difícil hablar de un mercado sólido, en el que se pueda estar tranquilo”, remata Robles. Por esto Garvía pide separar el grano de la paja. “La industria que hay detrás tiene cada vez más cuerpo”. Al margen de caídas, la promesa de finanzas descentralizadas (DeFi) sigue en pie. La clave, quizás, está más en invertir en esas empresas que no en criptomonedas guiadas por la especulación.
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