Las futuras redes serán abiertas y virtuales
Intel defiende la vigencia de su tecnología en las 5G y en la era de las vRAN
Sería motivo de concurso encontrar un usuario de cualquier dispositivo digital que desconozca el nombre y el papel de Intel, a pesar de que sus chips no equipan un solo modelo de teléfono móvil, el dispositivo digital más popular. Sin embargo, la mayoría de usuarios desconoce que Intel está presente en la infraestructura de las redes por las que circula el tráfico de voz y datos.
Caroline Chan, vicepresidenta de Intel y directora de su división Network and Edge Group, ha participado en Madrid de la conferencia de Telecom Infra Project (TIP), que ha tenido dos ejes temáticos principales. De un lado, la evolución de las redes hacia arquitecturas abiertas y virtualizadas; de otro, el debate acerca de la estrategia que han de seguir los operadores –y con ellos la industria proveedora– para capturar las oportunidades que les promete el sobrecalentado metaverso.
En el mundo digital –apunta Chan– prevalecen cuatro fuerzas motrices: conectividad, cloud, inteligencia artificial y edge (borde de las redes, donde se origina y se procesa un creciente volumen de datos). Tanto el hardware como el software requieren optimización y flexibilidad para escalar. “La nueva era de las telecomunicaciones abre la oportunidad de redes de acceso virtualizadas (vRAN) que han de ser diseñadas como ecosistemas abiertos”.
Chan se refirió a la diferente percepción de consumidores y empresas. “Cada generación sucesiva de redes celulares –a distancia de diez años entre ellas– ha planteado retos diferentes a la industria. La 3G nos ofrecía una gran mejora de conectividad, pero su impacto sobre internet no fue verdaderamente explosivo hasta la siguiente, 4G, gracias a aplicaciones y servicios muy demandados, así como contenidos de vídeo”.
Chan abunda en el tema planteando un problema. “También las redes 4G han sido concebidas pensando casi por entero en los consumidores. Hasta que el estándar 5G modificó el paradigma, haciendo posible combinar ancho de banda, aplicaciones que llamamos críticas y nuevos dispositivos –o sea, el Internet de las Cosas– que llegarían donde los anteriores no llegaban. Esta conjunción ha tenido el mérito de potenciar los usos empresariales de las redes de la actual generación, entre las que destaco las redes privadas que ahora emergen”. Muchas ideas sobre nuevos usos de las redes –aclara– tendrán que esperar a 6G; este podría ser el caso del metaverso.
Esta sinopsis no explica por qué Intel se ha sumado a una tendencia, las redes abiertas, que a primera vista parece contradecir el dominio de una arquitectura que es suya. Como muestra de legitimidad, Chan recuerda que hace seis años y medio ella misma participó, en representación de Intel, de la creación de TIP, punta de lanza para el surgimiento de dos conceptos complementarios, OpenRAN y vRAN –el primero alude a la apertura, el segundo a la virtualización–, cuyo rasgo en común es el debate acerca de qué procesadores son idóneos para las redes de la próxima década.
Tras bambalinas, la disyuntiva ha dejado huella, clarificando la división entre partidarios de la solución de virtualización que postula Intel –respaldada por Ericsson– y quienes, en aras del pluralismo, se inclinan por alternativas que proponen dos de sus rivales, Qualcomm y Marvell, cuyos chips se basan en otra arquitectura. Cuestión de estándares se diría, pero la palabra final, cuando toque, la tendrán los operadores, entre los que por ahora no hay consenso y quizá no tenga por qué haberlo.
Cada generación tecnológica ha primado al usuario; ahora es el turno de las empresas
Puede que muchas de las ideas sobre el uso de las redes tengan que esperar la hora de 6G