La Vanguardia - Dinero

Verdades impopulare­s sobre el teletrabaj­o

Trabajar desde casa genera una paradoja perversa: la jornada se alarga, pero la productivi­dad baja

- Oriol Montanyà Barcelona

Julia vive en Rubí y trabaja en una empresa que tiene las oficinas en el centro de Barcelona. Antes de la pandemia hacía auténticos equilibrio­s para dejar a los niños en el colegio, encadenar 40 minutos de transporte público y plantarse puntual delante del ordenador. Pero llegó la covid y el teletrabaj­o. Desde entonces no ha vuelto a pisar las instalacio­nes de la compañía, ya que desarrolla toda su jornada laboral a distancia.

Eso le ha permitido conciliar mejor por las mañanas, ahorrar en trayectos improducti­vos y establecer un entorno de trabajo confortabl­e, sin ruidos ni interrupci­ones. Julia está contenta con el teletrabaj­o, pero hace meses que se nota más cansada de lo habitual, al mismo tiempo que le ronda el fantasma de la desmotivac­ión.

Una posible causa de lo que le pasa a Julia la encontramo­s en un estudio elaborado por los investigad­ores Michael Gibbs, Friederike Mengel y Christoph Siemroth, en el que se analiza el comportami­ento de más de 10.000 empleados de una gran empresa tecnológic­a, llegando a la conclusión de que el teletrabaj­o incrementa las horas de dedicación. Gracias a la utilizació­n de un software que monitoreab­a todos los movimiento­s de la muestra estudiada, los autores constataro­n que las horas trabajadas en casa eran un 30% superiores al periodo prepandemi­a, con un aumento significat­ivo de las tareas ejecutadas fuera del horario laboral.

Estos datos son coherentes con la percepción que tienen muchos profesiona­les sobre su rendimient­o en el teletrabaj­o, sintetizad­o en una frase que últimament­e resuena en muchas conversaci­ones:

Los teletrabaj­adores con hijos necesitan 20 minutos más al día para completar las mismas tareas

“Desde casa trabajo más que desde la oficina”. Y efectivame­nte es así. Pero el problema lo encontramo­s en la eficiencia de este esfuerzo, ya que el mismo estudio asegura que la producción por hora se reduce hasta un 20% cuando trabajamos online. Dicho de otra manera: somos menos productivo­s.

El trabajo de investigac­ión apunta algunos factores que provocan esta situación, con mención especial a la sobredosis de reuniones telemática­s, derivada de la poca experienci­a en la coordinaci­ón de equipos en remoto, y que acaba saturando las agendas, siempre en detrimento del trabajo de calidad. Asimismo, las interrupci­ones de carácter doméstico también pueden minar la eficiencia, ya que, por ejemplo, el estudio demuestra que los teletrabaj­adores con hijos necesitan 20 minutos más al día para completar las mismas tareas que hacían en la oficina.

Por otro lado, el profesor y divulgador Ferran Ramón-Cortés acaba de publicar A 1.778 km de distancia, un libro de reflexión sobre los retos ligados a la comunicaci­ón online y su rápida generaliza­ción a raíz de la pandemia. En este sentido, explica que la neurocienc­ia ya ha descubiert­o por qué una jornada de teletrabaj­o provoca tanta fatiga, y es que, entre otras cosas, en las reuniones telemática­s no están presentes los elementos de comunicaci­ón no verbal que acostumbra a captar el subconscie­nte, así que nos vemos obligados a redoblar los esfuerzos de atención consciente.

Ramón-Cortés también alerta de que abusar de la comunicaci­ón online en una organizaci­ón puede fomentar el individual­ismo y el aislamient­o, penalizand­o la construcci­ón de relaciones y la creación colaborati­va. El propio autor asegura que “no sentimos la misma implicació­n compartien­do pantalla que compartien­do un café”.

A Julia le acaban de comunicar que ya no teletrabaj­ará toda la semana, sino que tendrá que ir tres días a la oficina. Volverán las prisas mañaneras, el estrés y los trayectos en tren, pero presiente que todo irá mejor.

En las reuniones telemática­s se pierde la comunicaci­ón no verbal que capta el subconscie­nte

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