La Vanguardia - Dinero

Metaverso, la maldición de un universo lejano

- Pedro Sastre Analista sénior de Estrategia de Mercados de Banca March

Decía Isaac Asimov que la valentía es la filosofía de vida que consigue que las dificultad­es se desvanezca­n. Esta es probableme­nte la idea, sobre todo reciente, que ronda la mente de Mark Zuckerberg en su obsesión por sacar adelante el proyecto del metaverso. Y es que para el máximo directivo de Meta Platforms, la empresa matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp, el metaverso aspira a liderar ese espacio de encuentro entre lo real y lo virtual, un entorno en el que se impondrá la interacció­n económica y social a través de avatares –la proyección del usuario que accede al metaverso–, y en el que dominarán aspectos como la interactiv­idad y la eliminació­n de barreras físicas.

En los últimos meses, no obstante, Zuckerberg se enfrenta por primera vez en los 18 años de vida de la compañía a un terreno desconocid­o, que incluye gestionar la delgada línea que separa el descontent­o del inversor por su caída bursátil (-67% en lo que va de año) y su obsesión por sacar adelante un proyecto que requiere, a día de hoy, de importante­s inversione­s y fe. Y es que al directivo se le acumulan los problemas. La última publicació­n trimestral de resultados de Meta tuvo una nefasta acogida por el mercado al incluir caídas del beneficio neto e ingresos del 52% y 4%, respectiva­mente. La cifra de costes se incrementa­ba además en un 20% mientras que Reality Labs, la división de proyectos en la que se incluye el metaverso y la realidad virtual, registraba pérdidas cercanas a los 4.000 millones de dólares.

Por otro lado, los progresos presentado­s en pos del metaverso son tachados de decepciona­ntes.

Es la conclusión de Connect, la conferenci­a anual de desarrolla­dores del grupo en la que no impresionó la mejora mostrada en el Meta Quest Pro, con avatares más expresivos y realistas, ni la del proyecto Quest 2, que incluyen unas gafas de realidad virtual defectuosa­s. Ante la elevada dosis de malas noticias, y con vistas a apaciguar a una comunidad inversora sedienta de disciplina fiscal, Meta ha anunciado que despedirá a 11.000 trabajador­es, el 13% de su fuerza laboral. El menor empuje del ciclo e ingresos publicitar­ios y la mayor competenci­a han pesado en la decisión. Algo no extraño y en línea con los más de 200.000 despidos que acumulan grupos de tecnología y de startups en EE.UU. en casi tres años.

¿Será suficiente para calmar los ánimos? Difícilmen­te, teniendo en cuenta que no se ha mencionado un recorte de gastos asociado al metaverso –se estima que la plantilla asociada al proyecto seguirá creciendo–. Y es que pese a su elevada capacidad de generación de caja del grupo, con 20.000 millones de dólares a nivel de flujo libre de caja anual, el mercado calcula que las pérdidas asociadas al proyecto han ido in crescendo, hasta 10.000 millones en lo que va de año y con previsión que la partida aumente hasta 15.000 millones en el 2023. ¿Tirados a la basura?

El plan de vida en la virtualida­d no será cosa del mañana, de hecho la compañía cree que los primeros resultados no llegarán hasta dentro de una década. Con una caja superior a los 40.000 millones de dólares, Zuckerberg apuesta por la transforma­ción radical de Meta y pide tiempo. En la historia no abundan los genios resiliente­s en pos de su sueño. El tiempo nos dirá si Zuckerberg mantiene el foco en su apuesta por liderar esta nueva dimensión.

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