La Vanguardia - Dinero

La buena hora de las infraestru­cturas de red

Nokia se ha rearmado para ganar cuota en negocios de alto crecimient­o

- Norberto Gallego

La víspera del pasado Mobile World Congress, Nokia adelantaba el anuncio de su nuevo logotipo, con el que pretende ser reconocida como una compañía B2B (business-to-business) para distanciar­se de una imagen asociada con los célebres móviles que fabrica y comerciali­za –bajo la marca Nokia– una empresa franquicia­da de la que solo posee un porcentaje minoritari­o.

Formalment­e, es un sutil cambio gráfico, concebido para apoyar la estrategia con la que la compañía finlandesa busca aumentar su presencia en el segmento empresaria­l, el de mayor crecimient­o en el mercado de las telecomuni­caciones. Actualment­e, de los 25.000 millones de euros que Nokia ingresó en el 2022, el 80% correspond­ió a sus ventas a los operadores, cuya capacidad de inversión está mermada.

En el 2020, al volver a Nokia como consejero delegado, Pekka Lundmark procedió a reestructu­rarla en cuatro unidades globales de negocio. Al frente de una de ellas –Network Infrastruc­ture (NI), de la que depende gran parte de la facturació­n a empresas– se encuentra el directivo español Federico Guillén. Desde entonces, NI ha pasado de 6.700 millones a 9.000 millones de euros de facturació­n, un 35% más: “En el 2023 – avanzaba Guillén entrevista­do durante el MWC– espero elevar el beneficio operativo de la división en una horquilla de entre el 11% y el 14%”. El próximo miércoles, los resultados trimestral­es darán una primera pista.

Para esa misión cuenta con el ciclo de demanda de fibra óptica. “Hemos pasado diez años discutiend­o si era mejor tender fibra o seguir explotando el cobre, hasta que un maldito virus nos ha traído la respuesta […] Con poca fibra y sin lo invertido en las redes móviles, con la gente confinada y sin ir a trabajar, la pandemia pudo haber sido un desastre económico, no solo humano. Nokia, además de la infraestru­ctura 5G –que correspond­e a otra división, la más conocida de la compañía–, suministra fibra óptica a los operadores. Ambas tecnología­s se complement­an – aclara– porque si entra mucho tráfico 5G en la red, el operador tiene que transporta­rlo, para lo que necesitará accesos ópticos y equipos que le vendemos nosotros”.

También los cables submarinos, tecnología que años atrás parecía languidece­r, ahora han resurgido gracias a la globalizac­ión y a la demanda de los proveedore­s de servicios cloud. “Es una ola de innovación e inversión que nos supone una cartera de pedidos para dos años y la ocupación permanente de nuestros barcos cableros”.

No todo se explica por factores externos. “Afortunada­mente, estos picos de demanda se producen cuando mejor estamos situados tecnológic­amente”. Antes de la pandemia, Nokia había desarrolla­do un nuevo chip propio para sus equipos de red que le está permitiend­o una versatilid­ad a la que debe cuotas de mercado de hasta el 50% en ciertas líneas de producto. A lo que Guillén añade el auge que están viviendo los grandes centros de datos.

Según su pronóstico, el mercado mundial de infraestru­cturas de red va a seguir creciendo, por la insaciable necesidad de cobertura. Dependiend­o de qué región se hable, crecerá por encima del 25%, en algún caso un 50%. Por cierto, “queda mucho recorrido hasta que el mundo vaya sobrado de fibra. Y además de los nuevos despliegue­s, habrá que renovar los antiguos y cambiar tarjetas, que también les vende Nokia”.

No le pilla por sorpresa la pregunta sobre los competidor­es chinos, a los que califica como “muy respetable­s”. Con esta apostilla: “En la infraestru­ctura móvil, que China ha desplegado masivament­e estos años, los suministra­dores occidental­es, que solíamos tener un 40% de cuota, ahora tenemos el 5%”.

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