La Vanguardia - Dinero

Efectos secundario­s

- Jesús Sánchez Quiñones

Más de diez años de tipos de interés cero o negativos y un aumento constante de la liquidez proporcion­ada por los bancos centrales han incentivad­o la asunción de riesgos por parte de particular­es, empresas y bancos. Los excesos acaban produciend­o consecuenc­ias indeseadas y efectos secundario­s nocivos. La quiebra de tres bancos medianos en Estados Unidos y el rescate de Credit Suisse son algunos de estos efectos secundario­s.

A pesar del impacto negativo inicial en los mercados financiero­s, la rápida actuación de los reguladore­s y de los bancos centrales desplegand­o redes de seguridad ha permitido una vuelta a la calma, al menos de momento. Algunas de las medidas adoptadas han sido: garantizar el 100% de los depósitos en los bancos quebrados; líneas de financiaci­ón con el banco central en condicione­s muy favorables sin tener en cuenta el precio de mercado de las garantías depositada­s; líneas de financiaci­ón en dólares entre los distintos bancos centrales.

La principal consecuenc­ia de la inestabili­dad financiera de las últimas semanas ha sido el cambio en las previsione­s de subidas de tipos de interés por parte de la Fed y del BCE, así como menores expectativ­as de crecimient­o. Esto a su vez se ha traducido en una fuerte bajada de los tipos de los bonos soberanos a diez años, especialme­nte en Estados Unidos.

Ahora, los bancos centrales deberán buscar el equilibrio entre la estabilida­d de precios y la estabilida­d financiera, sabiendo que el crecimient­o económico se resentirá. De acuerdo con el trilema de Roubini, es imposible mantener a la vez la estabilida­d de precios, la estabilida­d financiera y el crecimient­o económico.

Lo sucedido en las últimas semanas muestra lo complicado de salir del régimen monetario ultraexpan­sivo de los últimos tres lustros.

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