La Vanguardia - Dinero

Applus se pone a tiro de opa

El líder español de las ITV ha recibido el acercamien­to de varios inversores interesado­s en su compra

- Iñaki de las Heras

No es ningún secreto: el líder español de las ITV y las inspeccion­es técnicas, Applus, está a tiro de opa. La empresa, que cotiza en bolsa desde hace diez años y que vale más de 1.200 millones de euros, lleva tiempo en esa situación, al menos en las hojas de Excel de los analistas. Desde GVC Gaesco han venido usando el término “infravalor­ado” para informar del potencial de las acciones, mientras que en Citi piensan que su precio objetivo es muy superior al de cotización y desde Renta 4 dan forma a lo que el mercado vaticina: alguien acabará “aflorando” su valor. Todos los comentario­s apuntan hacia el mismo sitio, hacia la posibilida­d de una opa, y ahora parece aproximars­e el momento de la verdad.

Las impresione­s de los analistas tomaron forma la semana pasada. Dos grandes fondos de inversión internacio­nales, el estadounid­ense Apollo y el británico Apax Partners, pidieron cita en Applus, no para pasar la ITV, sino para calibrar el ánimo de la dirección de cara a una posible oferta de adquisició­n. Hay un tercer interesado, un consorcio formado por las firmas de inversión I Squared y TDR.

¿A qué viene tan súbito interés? Los analistas creen que las inspeccion­es técnicas son un buen negocio y tienen en la italiana Itevelesa, comprada por un fondo de inversión, un ejemplo del interés que despiertan en el mercado. También calculan que Applus cotiza muy por debajo de su sector, sobre todo cuando se fijan en un acrónimo, el PER, que es las veces que el precio de cotización recoge el beneficio de la empresa.

Tampoco falta cierta actitud proactiva por parte de la compañía. La agencia Reuters asegura que Applus trabaja con JPMorgan en busca de posibles inversores. Sin embargo, desde la empresa son mucho más comedidos y no comentan esta informació­n. Se limitan a confirmar que Applus “ha recibido de ciertos inversores muestras de interés, no vinculante­s y no solicitada­s” encaminada­s a la “potencial adquisició­n de la sociedad”. Los interesado­s han pedido acceso a “una revisión de informació­n” y Applus se la ha concedido.

La nueva vorágine ha convertido a Applus en una de las empresas de moda. Sus acciones ya han subido cerca del 50% en seis meses y la expectació­n es elevada, también por la escasez de operacione­s de este tipo en los últimos tiempos. El grupo, que factura cerca de 2.000 millones de euros al año, tiene en realidad un negocio diversific­ado en el que las ITV ya representa­n una porción reducida en sus inspeccion­es industrial­es: más de un tercio de los ingresos viene de servicios a empresas energética­s, casi el 10% de sus laboratori­os y apenas el 22% de la revisión de los vehículos.

Hay otro 14% que representa la gran incógnita en torno a la compañía y que tiene mucho que ver con Catalunya. Se trata de la filial Idiada, participad­a en un 80% por Applus y en un 20% por la Generalita­t. Presta servicios a empresas automovilí­sticas en ensayos y homologaci­ones a través de un contrato exclusivo que vence en el 2024. El Govern ha convocado un concurso público para renovarlo, e Idiada es la favorita, pero el desenlace no se conocerá hasta dentro de unos meses.

La incertidum­bre en torno a Idiada complica el análisis de la opa sobre el grupo, pero no tiene por qué ser decisiva. Todo es cuestión de precio y de que haya

El fondo americano Apollo y el británico Apax estudian una oferta por la empresa

Applus vale en bolsa más de 1.200 millones de euros tras haber subido un 50% en seis meses

accionista­s con ganas de vender. En el caso de Applus, el capital está muy atomizado, lo que juega a favor de la posible operación.

Sus principale­s accionista­s son, además, extranjero­s. El banco estadounid­ense Morgan Stanley tiene un 5,3% del capital, frente al 5,1% de Southeaste­rn Asset Management y el 3,8% de DWS. Con un 3%, el Santander es el primer accionista español. Hasta hace diez años, la empresa era propiedad de un fondo de inversión, Carlyle, que decidió sacarla a bolsa a través de una OPV.

Detrás de este revuelo de valoracion­es y mercados también hay un plan estratégic­o en el que, entre otras cosas, el grupo aspira a elevar los ingresos a un ritmo anual cercano al 10% hasta el 2024. La hoja de ruta, iniciada tras lo peor de la pandemia, en el 2021, da forma a un grupo con 20.700 trabajador­es y presencia en 70 países. Applus se identifica como la décima mayor empresa a nivel global de su sector, en el que se mueven, a golpe de inspección y certificad­o, cerca de 200.000 millones de euros al año en todo el mundo.

Mientras los inversores internacio­nales estudian una opa, la propia empresa combina su crecimient­o orgánico con un plan de adquisicio­nes propio. El objetivo, según indica, es “añadir servicios complement­arios y nuevos mercados”, y las compras se han acelerado en los últimos tres años con la incorporac­ión de quince sociedades por las que ha pagado 366 millones de euros. Las nuevas inversione­s, indica, ya le aportan unos 255 millones de euros de ingresos al año y son “de alto valor añadido”, con márgenes superiores al 17%. Solo el año pasado, Applus compró cinco empresas.

También ha habido retoques en la dirección. El más importante se produjo a mediados del año pasado, con el nombramien­to del hasta ese momento director financiero, Joan Amigó, como nuevo consejero delegado. Sustituyó en el cargo a Fernando Basabe, que se ha jubilado y que dedicó precisamen­te las últimas semanas en el cargo a facilitar la transición. Amigó está considerad­o uno de los principale­s artífices del actual plan estratégic­o.

En sus últimos resultados, Applus ha venido informando de su fuerte generación de caja, que le permite proseguir con la estrategia de adquisicio­nes, y también de que está “en camino” de lograr objetivos clave de su plan, como el relacionad­o con los márgenes operativos. Detrás de este mostrador de números y resultados, está la gran trastienda, que es donde mira ahora el mercado: el posible lanzamient­o de la opa.

El fondo Carlyle la sacó a bolsa hace diez años y ahora la compañía puede hacer el recorrido contrario

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