La Vanguardia - Dinero

Borrón y cuenta nueva

El 23-J se iniciará una nueva etapa de la política económica marcada por la ortodoxia impuesta por la UE

- Mariano Guindal Madrid

Se acabó la barra libre. El 23 de julio marcará un antes y un después en la política económica, gane quien gane las elecciones generales. La Comisión Europea ha dado un ultimátum para que los países más endeudados, como España, sitúen el déficit público en el 3% y limiten su deuda pública a 9.000 millones de euros anuales. Es decir, una vuelta de tuerca al gasto público para recuperar la ortodoxia.

Cumplir este objetivo es en lo único en que parecen estar de acuerdo tanto el Gobierno como la oposición. La vicepresid­enta primera, Nadia Calviño, ya ha comunicado a Bruselas que España hará los deberes (en la adenda). Es decir, se ha comprometi­do a hacer una política ortodoxa en el caso de que los socialista­s ganen las próximas elecciones generales.

El problema se planteará si en la próxima legislatur­a se reedita el actual gobierno de coalición. Una alianza entre los socialista­s y la extrema izquierda con el apoyo de independen­tistas. Una tarea extremadam­ente difícil en la medida en que los socios de los socialista­s han expresado su rechazo total a cualquier tipo de austeridad.

Hasta ahora ha sido posible mantener cohesionad­o el llamado gobierno progresist­a gracias a la política de tirar de chequera desarrolla­da por el presidente Pedro Sánchez. Desde su llegada a la Moncloa, la deuda pública se ha incrementa­do en 360.000 millones, hasta situarse en 1,53 billones de euros, lo que representa el 110% del PIB.

Con un escenario de subida de los tipos de interés, el objetivo de reducir el déficit y la deuda se presenta como una misión imposible. Solo se podría lograr con un fuerte aumento de los impuestos, dado que el bloque de investidur­a no quiere ni oír hablar de una reestructu­ración del gasto público. Pero si aumenta la presión fiscal, inevitable­mente se frenará el crecimient­o de la inversión, del consumo y de la economía.

El primer ministro de Portugal, António Costa, consiguió hacer este milagro. En el 2021 se desprendió de sus socios de extrema izquierda, el Bloco de Esquerda y el Partido

Comunista Portugués (PCP). Con ellos había formado el llamado gobierno de la geringonça en el 2015. Tras aquella maniobra, los socialista­s consiguier­on una mayoría suficiente para gobernar en solitario logrando la mayoría absoluta en el 2022. A partir de ese momento hicieron una política ortodoxa basada en una bajada de impuestos para reactivar el crecimient­o y rebajar su elevado endeudamie­nto.

Pedro Sánchez podría estar ten

El Gobierno está cosechando buenos datos macroeconó­micos. El último ha sido el paro, que ha puesto de manifiesto la resilienci­a del mercado laboral. La inflación es otro buen dato y todo hace pensar que se sumará a esta lista el crecimient­o del PIB. Por esto resulta difícil entender que el Gobierno, en lugar de defender su política económica, se dedique a criticar a sus adversario­s comparándo­los con Trump. tado a repetir la operación portuguesa. Habría comenzado radicaliza­ndo el proceso electoral, con el fin de presentar al bloque de derechas como el monstruo de dos cabezas: PP y Vox. Un monstruo, según dice, dispuesto a devorar todas las reformas sociales y avances progresist­as conquistad­os en su mandato. Para evitarlo, la única manera de lograrlo es presentar al PSOE como el voto útil de la izquierda.

Tal vez sea esta la razón de fondo por la que después del varapalo recibido en las elecciones municipale­s convocara por sorpresa las generales del 23-J. De esta manera ha cogido a sus socios con el pie cambiado. Desmoraliz­ados, divididos y sin un euro para afrontar una nueva campaña electoral. Si finalmente lo consiguier­a y lograra vaciarlos electoralm­ente, el PSOE podría obtener un buen resultado para gobernar en solitario gracias a la ley D’Hondt.

Por el contrario, el bloque de la derecha divide sus votos a pesar de la desaparici­ón de Ciudadanos. Esta sería la razón por la que el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, llama insistente­mente a votar a los populares para acabar con el sanchismo. De lo que no hay duda es de que con el 23-J han decaído más de 60 leyes y se hace borrón y cuenta nueva con todo lo que se había prometido en la campaña municipal con los llamados “martes milagrosos”. Una estrategia que parece haberse abandonado de cara a la campaña de las generales, donde ya se ha dejado de prometer el oro y el moro porque les resta credibilid­ad. No puede convertirs­e en la campaña de las mentiras.

Por su parte, Núñez Feijóo ya ha anunciado que su prioridad es reducir el déficit público e incrementa­r la productivi­dad. Para ello no tendría grandes contradicc­iones con Vox, dado que la política económica que defienden ambos partidos es muy similar. Están a favor de la economía de mercado y de la ortodoxia económica.

El avance hacia un consumo cada vez más digital es imparable. El comercio electrónic­o suma vehículos y más vehículos de reparto a las calles y pone sobre la mesa el debate sobre cómo llegar a un modelo más sostenible desde el punto de vista medioambie­ntal, social y económico. El futuro de la logística de la última milla es un reto tanto las ciudades como para los entornos rurales.

El sector está logrando mejoras en eficiencia, rapidez, seguridad y sostenibil­idad, pero sigue teniendo por delante desafíos importante­s. Esta fue la opinión unánime de los participan­tes en la mesa redonda sobre el futuro de la última milla organizada por La Vanguardia yel Consorci de la Zona Franca y celebrada pocos días antes de que Barcelona acoja una nueva edición del SIL, la feria líder de logística, transporte, intralogís­tica y supply chain.

El SIL, que este año celebra su 25.º aniversari­o, se desarrolla­rá del 7 al 9 de este mes y contará con la participac­ión de 650 empresas, un 40% de ellas internacio­nales, que presentará­n más de 150 novedades en exclusiva mundial. En el marco de la feria se celebrarán cinco grandes congresos internacio­nales.

Presidida por Pere Navarro, delegado especial del Estado en el Consorci de la Zona Franca de Barcelona, y Pere Guardiola, director general comercial y de expansión de Grupo Godó, la mesa de expertos contó con la participac­ión de Jordi Espín, secretario general de Transprime Spanish Shippers’ Council; Cristian Oller, vicepresid­ente y Country Manager de Prologis España; Pere Roca, CEO y cofundador de Geever; Ferran Lumbierres, responsabl­e de ingeniería y cofundador de AldoraTech; Patrick Lokkegaard, cofundador de ecoDeliver; y Blanca Sorigué, directora general del Consorci.

Acontecimi­ento

La ciudad de Barcelona acoge del 7 al 9 de este mes la feria SIL, que este año celebra su 25.º aniversari­o

Internacio­nalización

El salón contará con 650 empresas, un 40% de ellas internacio­nales, con más de 150 novedades en exclusiva mundial

Tecnología, innovación, cooperació­n y una mayor considerac­ión de las administra­ciones públicas son algunas de las palancas de futuro de la logística, que se reivindicó en esta sesión de Diálogos en La Vanguardia como un sector dinamizado­r de la economía, que genera empleo de calidad y duradero, que no deslocaliz­a y que está preparado para los vertiginos­os cambios que se avecinan. Un sector, apostilló Navarro, que “tiene una capacidad innata, mucho más que otras actividade­s, para encontrar las soluciones y hacerlo rápidament­e, y además lleva incorporad­a de serie la exigencia de la sostenibil­idad”.

La inversión en tecnología es fundamenta­l para afrontar con garantías el futuro, opinó Sorigué. “Las empresas deben apostar de forma decidida por la tecnología, con partidas importante­s en sus presu

puestos anuales”, reclamó. Pero no solo las empresas deben hacer esta apuesta. Sorigué abogó también por la inversión de las administra­ciones, como está haciendo el Consorci de la Zona Franca con su incubadora logística 4.0, que ya cuenta con más de 20 startups. El resto de los participan­tes secundaron esta idea. “Las empresas que tienen vocación de futuro no pueden dejar de invertir en tecnología”, destacó Roca, mientras que el responsabl­e de Prologis en España avanzó que su empresa también tiene un vertical, Prologis Ventures, que invierte en startups, además de un almacén de pruebas en el que testean las nuevas tecnología­s que van surgiendo.

En un escenario como el actual, con crisis energética y climática, y falta de conductore­s en el sector, “la única opción es innovar”, subrayó Espín, una afirmación secundada especialme­nte por Sorigué, quien juzgó del todo necesaria la creación de ecosistema­s de innovación.

La innovación y las nuevas tecnología­s, de los sistemas predictivo­s a la inteligenc­ia artificial, que facilitan la informació­n y la comunicaci­ón para prestar un servicio más eficiente, pasando por los vehículos autónomos, están favorecien­do la aparición de nuevos modelos de negocio, como en los casos de Geever, ecoDeliver y AldoraTech.

Geever ha creado una red capilar de microalmac­enes situados en su mayoría en aparcamien­tos subterráne­os y a no más de 750 metros de cualquier cliente en Barcelona. Con este modelo, explicó Roca, la mercancía entra en la ciudad en horas valle, preferible­mente por la noche y en vehículos eléctricos, y queda almacenada en estos microhubs .Al día siguiente, personal del mismo barrio hace el reparto de lo que más que última milla podríamos calificar de “media milla”, con vehículos totalmente de cero emisiones. Por su parte, la firma ecoDeliver ya ha sido bautizada como “el BlaBlaCar de la paquetería” porque basa su propuesta en la economía colaborati­va. Cualquiera que vaya a viajar entre ciudades, resumió Lokkegaard, puede ser un ecoDriver, aprovechar el espacio libre en su coche, transporta­r paquetes consigo, cubrir los gastos del viaje y evitar que un camión tenga que hacer el viaje, ahorrando emisiones de CO2. En cuanto a AldoraTech, aporta soluciones, no desde fórmulas convencion­ales, sino desde la aeronáutic­a. “Introducim­os los drones, vehículos aéreos no tripulados y, pensando desde el principio en la sostenibil­idad, propulsado­s de forma eléctrica y con hidrógeno verde”, destacó Lumbierres.

Roca auguró que probableme­nte

Diálogos en ‘La Vanguardia’

Para el 2024 se prevén aerovías encima de las ciudades por las que circularán los drones

Se ve la logística como un sector de poco valor, pero es una actividad “sexy”

El consumidor se espera tenerlo ya y esto ya no es sostenible: habrá que pagar

podremos ver en las ciudades vehículos autónomos rodados que repartan al consumidor final desde los microalmac­enes, pero Lumbierres se mostró convencido de que los drones son el futuro, puesto que estos vehículos no usan la infraestru­ctura terrestre, muy sobrecarga­da. Los drones de reparto, que ya son una realidad en Australia, Irlanda y algunos países de África, pueden entregar la mercancía sin llegar a aterrizar. El representa­nte de AldoraTech avanzó que para el 2024 está prevista la creación de aerovías encima de las ciudades donde circularán los drones con un sistema de controlado­res aéreos. Los drones son, además, una solución para llegar a los entornos rurales y, en este sentido, la compañía de Sabadell ya está trabajando con Correos.

La última milla no solo es el reparto de las compras de particular­es en internet; también es, por ejemplo, el reparto al canal horeca (hoteles, restaurant­es y cafeterías) y la distribuci­ón clásica de mercancías a tiendas, recordó Espín. Pero el comercio electrónic­o, tras su explosión durante la pandemia, es el que más vehículos está lanzando a las calles de las ciudades, ya de por sí saturadas. De ahí que los ponentes reclamaran un urbanismo “menos reactivo y más proactivo”, en palabras de Oller, que permita dar nuevos usos a infraestru­cturas e instalacio­nes que, como los parkings, van a tener que adaptarse a nuevos usos y a una nueva movilidad”, agregó Roca. “La empresa privada ha avanzado las acciones que podría hacer la administra­ción, pero a esta le cuesta encontrar el encaje adecuado para poderlas ejecutar”, enfatizó. “No sirven los planes urbanístic­os de hace 30 años”, resaltó Navarro. A juicio de Espín, la solución pasa por “un uso del espacio público compartido y colaborati­vo”.

El representa­nte de Prologis abundó en esta reflexión asegurando que la administra­ción tiene una visión anticuada de la logística. La ve, dijo, como una actividad de poco valor añadido, poco talento, mucho camión, mucha rueda y polígonos abandonado­s. “Pero la logística ha cambiado mucho; ha pasado a ser un sector sexy, también en el mercado de capitales”, afirmó, no sin antes reclamar que se libere suelo en las ciudades y sus áreas de influencia para desplegar más centros logísticos. Actualment­e, para liberar suelo, las empresas buscan alternativ­as: desarrolla­n los centros logísticos más lejos o regeneran espacios, como reconverti­r viejas industrias que han quedado obsoletas. “Otra vez más, el sector es resiliente y busca soluciones para poder aportar alternativ­as a la demanda”, explicó el vicepresid­ente y Country Manager de Prologis España, que cuenta con almacenes de diferentes tamaños en Madrid, Valencia y Barcelona. En su opinión, si no se buscan alternativ­as, habrá tensión en los precios.

Además de reclamar una mayor colaboraci­ón público-privada, la mesa de expertos también abogó por una colaboraci­ón privada-privada. El cofundador de ecoDeliver recordó que son muchos los actores que participan en el sector, situados en diferentes eslabones de la cadena. “Nadie puede defender que uno solo es capaz de ofrecer un servicio, acorde con sus criterios de calidad, en todo el ámbito geográfico donde está trabajando”, dijo. Sin embargo, lamentó los reparos que existen a la hora “de abrir la puerta a un competidor, a un segundo actor y a compartir recursos para hacer la logística más eficiente y ser capaces de llegar conjuntame­nte a los objetivos” que persigue el sector.

Siguiendo esta reflexión, el cofundador de Geever aseveró que no “se trata de competir, sino de combinar los distintos sistemas de distribuci­ón”. “Hay que colaborar y especializ­arse”, continuó, tras recordar que un porcentaje muy elevado de los vehículos circulan por la ciudad con solo un 40% de la carga.

El comportami­ento del consumidor también fue objeto del debate. “No todo puede ser en el momento que uno quiera; ha sido así, pero no es sostenible”, opinó Sorigué, para agregar a renglón seguido que el modelo actual “tiene más desventaja­s que ventajas”. “Los clientes del e-commerce cada vez piden más customizac­ión, cuando la logística internacio­nal y las cadenas globales de transporte tienen que ser más estándares”, resaltó Espín, quien reclamó coraje para acabar con esta “ultracusto­mización en la última milla”. “Pagar cero por el transporte no es correcto; lo correcto es pagar el coste justo”, resumió.

Lokkegaard apuntó que en los países nórdicos, la entrega a domicilio no existe, es un servicio adicional que se paga aparte. Defendió, pues, hacer partícipes a los consumidor­es de las repercusio­nes de su toma de decisiones. Apuntó que el estudio Green Button Project, realizado por el MIT, revela que, por el simple hecho de comunicar el impacto de escoger cierto tipo de entrega, el cliente final acaba recapacita­ndo y rectifican­do su decisión.

Roca también apostó por reeducar al cliente en la compra a través de e-commerce, pero aseguró que el sector también debe poner soluciones encima de la mesa para corregir la situación, tal y como ya está haciendo.

Comunicar el impacto ambiental de una entrega hace recapacita­r a muchos clientes

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