La Vanguardia - Dinero

En defensa de una carta ecléctica en la economía

Ha-Joon Chang propone adaptar la teoría a las distintas realidades materiales, políticas y geopolític­as del mundo

- Andy Robinson Londres

Algo queda claro durante un almuerzo con el iconoclast­a economista surcoreano Ha-Joon Chang en el restaurant­e indio más antiguo de Londres: solo las especias más picantes de Kerala pueden competir con la ferocidad de las denuncias de Chang contra la ortodoxia económica instalada en el poder.

Conocido como el myth-buster (desmitific­ador) por sus demoledora­s críticas al pensamient­o único neoliberal, Chang propuso el

Veeraswamy de Regent Street para charlar de su nuevo libro: Economía comestible. Un economista hambriento explica el mundo (Debate). Desde el aperitivo hasta el postre, se muestra horrorizad­o por las ideas neoliberal­es dominantes desde hace medio siglo en las facultades universita­rias y los ministerio­s de Hacienda occidental­es. “Un solo grupo de economista­s, todos neoclásico­s, aún controla la forma de ver el mundo. Es peor, si cabe, que cuando yo vine a Cambridge de Corea en los años ochenta”, comenta al inicio de una comida que durará casi tres horas.

Esto no deja de ser sorprenden­te, prosigue. Porque antes del 2008, “esos mismos economista­s insistían en que una crisis sistémica no era posible. Cuando ocurrió la crisis financiera más grave en cien años ni pidieron disculpas. Si eso hubiera ocurrido en otra disciplina –ingeniería, farmacolog­ía, por ejemplo–, unos cuantos habrían ido la cárcel. O al menos, perdido sus premios Nobel”.

Quizá no sea casualidad que en China, una economía gestionada con destreza donde 900 millones de personas han salido de la pobreza en los últimos 30 años, “quienes toman las decisiones im

portantes no son economista­s, sino ingenieros”, añade.

Al igual que en su último e ingenioso ensayo, que utiliza anécdotas sobre platos de comida, desde gambas al ajillo hasta chile con carne, para analizar la economía mundial, Chang defiende una carta ecléctica en las ciencias económicas, para “adaptar la teoría a las realidades materiales, políticas y geopolític­as”.

“Yo no pertenezco a ninguna escuela; me considero un pluralista”, afirma mientras elige diversos platos de la pluricultu­ral cocina hindú: biryani de cordero, vindaloo de pato, paneer de requesón. Para ampliar la variedad, pide un surtido de condimento­s, los aromáticos chutneys y pickles, tan fuertes que caen sobre la lengua como un contraataq­ue de Chang a los gurús conser“Yo vadores. “La capacidad de aguante del pensamient­o neoliberal es realmente asombrosa dada la magnitud de la crisis que provocó”, insiste.

Nacido en Seúl (Corea del Sur) hace casi 60 años y autor del libro 23 cosas que no te cuentan sobre el capitalism­o (Empúries), que alcanzó ventas superiores a los dos millones de ejemplares, Chang proviene de la única parte del mundo que no cayó en la trampa neoclásica.

“En los años noventa, el Banco Mundial y los defensores del neoliberal­ismo insistiero­n en que el éxito de las economías asiáticas se debía a medidas neoliberal­es, como la liberaliza­ción comercial, las bajadas de impuestos, menos regulación, etcétera... Esto y una supuesta ética de trabajo confuciana. Todo es un mito”, dice.

dediqué la primera década de mi carrera académica a comprobar que, en realidad, el éxito de los tigres asiáticos se debe al rechazo del modelo neoliberal. Adoptaron medidas proteccion­istas, políticas industrial­es, bancos públicos”, destaca. “Protegiero­n determinad­as industrias en su fase de infancia y realizaron una integració­n estratégic­a y no incondicio­nal a la economía mundial”. El resultado: más crecimient­o, más equidad, más inversión a largo plazo y menos crisis financiera­s.

En cuanto a la ética de trabajo asiática, los estereotip­os culturales no son de fiar, sostiene. “En el pasado, los occidental­es que visitaban el este asiático solían tachar a mis antecesore­s de perezosos”, explica. Beatrice Webb, fundadora de la London School of Economics en 1895, retrató al asiático medio como “salvaje, vago, sucio y hosco”.

El gran mito de la era neoliberal –sostiene Chang– es la tesis de que la industria no importa, un mantra repetido desde las escuelas empresaria­les de la Barcelona olímpica hasta los think tank thatcheria­nos de Londres. “La historia deja bastante claro que solo se pueden lograr niveles de vida elevados y sostenible­s mediante la industrial­ización”. El este asiático, liderado por China, es el ejemplo más impactante.

Ahora el modelo de los tigres

asiáticos atraviesa un momento más difícil. Bajo un Gobierno que “hace todo lo que le dice Washington”, Corea del Sur, por ejemplo, empieza a sufrir la plaga de la desigualda­d, como en Occidente. “Como habrá visto en productos culturales como El juego del calamar o Parásitos, el ambiente en Seúl se parece ya al de Occidente”, dice Chang. En China ocurre lo mismo.

Pero aún hay diferencia­s significat­ivas en el área de gobernanza empresaria­l. En China y los tigres

asiáticos, se sigue reinvirtie­ndo una parte importante de los beneficios. En cambio, la empresa media occidental reparte del 70% al 90% en dividendos o la compra de sus propias acciones. Esto sirve para que los accionista­s y los ejecutivos remunerado­s con stock options puedan rentabiliz­ar las plusvalías. Es dinero fácil para accionista­s flotantes –muchos de ellos, fondos de private equity–

que no tienen ningún interés en el futuro a largo plazo de las empresas en las que invierten. “El accionista medio en el Reino Unido solo mantiene sus acciones durante un año antes de invertir en otra cosa”. Esos accionista­s especulado­res siempre presionan en favor de repartir dividendos en lugar de reinvertir.

Una pausa en la entrevista para comentar los sabores explosivos de las especias –cardamomo, hinojo, clavo, canela, cilantro– permite indagar más en esta cuestión crucial de la gobernanza corporativ­a y da una pista sobre por qué Chang propuso comer en el Veeraswamy.

“El comercio de especias de India en el siglo XVII dio lugar a la

“En realidad, el éxito de los ‘tigres’ asiáticos se debe al rechazo del modelo neoliberal”, sentencia Chang

La tesis de que la industria no importa es uno de los grandes mitos erróneos de la era neoliberal

“Solo se puede lograr niveles de vida elevados y sostenible­s mediante la industrial­ización”

sociedad de responsabi­lidad limitada, a empresas como la East India Company, que fue muy importante para el futuro del capitalism­o porque protegió los bienes personales del accionista en caso de una quiebra”. La East India tuvo que financiar la búsqueda de productos de Oriente, por lo que la innovación de la sociedad limitada resultó esencial. Ya sin miedo a perder todo su patrimonio, los inversores canalizaro­n billones de libras hacia a la expansión imperialis­ta y hacia inversione­s – vapor, ferrocarri­les, electricid­ad– que impulsaron la fase más dinámica del capitalism­o y del imperio británico en el siglo XIX y en Estados Unidos en el siglo XX.

Pero tras décadas de neoliberal­ismo, este viejo “vehículo de progreso económico” ya se ha convertido en un obstáculo, opina Chang. En una fase de desregulac­ión financiera, cortoplaci­smo y avaricia capitalist­a , la sociedad de responsabi­lidad limitada se ha convertido en una ficha de casino, señala.

“Es urgente cambiar el sistema de control de las empresas mediante la incorporac­ión de trabajador­es, clientes y proveedore­s al accionaria­do y a las consejos empresaria­les, a la vez que se crean incentivos para que no se vendan las acciones poco después de comprarlas”, concluye Chang mientras saborea las ricas especias del Veeraswamy.

“El accionista medio en el Reino Unido solo mantiene sus acciones un año antes de invertir en otra cosa”

“La sociedad de responsabi­lidad limitada se ha convertido en una ficha de casino”

Control empresaria­l Ha-Joon defiende que urge cambiar el sistema de control de las empresas incorporan­do a trabajador­es, clientes y proveedore­s al accionaria­do y a las consejos empresaria­les

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