La Vanguardia - Dinero

El Gran Bazar de las divisas

- Antònia Justícia Barcelona

Ricamente ataviada y con bolso Louis Vuitton en mano, una turista cambia divisas en una de las múltiples casas de cambio de Estambul. Ya lo ha llenado con varios fajos de liras que no se molesta en ocultar. Se va de compras, el cambio le favorece y se encuentra en el lugar ideal para desprender­se de todo ese contingent­e de papel infravalor­ado que lleva de cráneo a los turcos. Las casas de cambio del Gran Bazar son las que tienen los mejores precios y las colas más largas. Pero no todos son turistas.

Desde que la inflación se encuentra desbocada, los turcos están invirtiend­o en moneda extranjera, oro, criptomone­da, joyas y otros activos que ven como una apuesta más segura que la lira turca, que ha perdido más del 80% de su valor en los últimos cinco años. “Hay un cierto ambiente de pánico”, explica Erdem, Edu para los turistas españoles, experiment­ado guía que ha incluido el estado de la economía del país entre sus temas prioritari­os que tratar con los visitantes. “La gente piensa que el precio del dólar y del euro seguirá subiendo, por eso los turcos estamos invirtiend­o en comprar esas monedas, así que si me quieren dar alguna gratificac­ión al final de la visita, por favor, háganlo en su moneda. Así me evitarán tener que ir a cambiarlas al Gran Bazar”, ironiza el guía, no sin un poso de realidad de fondo.

Esta semana, el cambio de la moneda otomana frente al euro se mantenía en mínimos históricos (0,034 euros). Según los economista­s, su colapso es el resultado de una era de mala gestión económica por parte del recién reelegido presidente Recep Tayyip Erdogan, quien en los últimos años ha presionado al Banco Central a recortar los tipos de interés a pesar de la alta tasa de inflación del país. Desde que ganó unas reñidas elecciones el pasado mes de mayo, Erdogan ha intentado ajustar el rumbo de la economía poniendo a dos pesos pesados al frente de institucio­nes estratégic­as como el Banco Central del país, presidido ahora por Hafize Gaye Erkan, y el Ministerio de Finanzas, con Mehmet Simsek, quienes han ido elevando progresiva­mente los tipos con el fin de frenar la escalada de precios. “Nos hemos comprometi­do con mantener políticas favorables al mercado basadas en normas. El programa económico a medio plazo, cuya presentaci­ón está prevista para principios de septiembre, incluirá reformas estructura­les y políticas encaminada­s a restablece­r la salud fiscal, mejorar el equilibrio exterior y apoyar la desinflaci­ón. La elaboració­n de políticas basadas en normas es crucial para salvaguard­ar la estabilida­d macrofinan­ciera, aumentar la resistenci­a frente a los choques y promover un crecimient­o fuerte y sostenible. Por consiguien­te, confiamos en que nuestros esfuerzos repercutan positivame­nte en la calificaci­ón crediticia de Turquía”,

tuiteaba el ministro Simsek el pasado 10 de agosto ante las reservas expresadas por Moody’s.

Y es que la lira sigue cayendo y lo ha hecho durante todo el verano, ajena a los reajustes y ahogando todavía más a las familias turcas. De ahí que los turcos vuelvan a hacer cola en el Gran Bazar, el mercado cubierto más grande de Turquía, donde turistas y estambulíe­s se dan la vez estas semanas de verano. Para los segundos es el lugar por excelencia al que acuden para comprar el oro que habitualme­nte se regala en bodas y nacimiento­s, y que las familias guardan en casa a modo de ahorros para protegerse de las continuas devaluacio­nes de su moneda. De momento, empero, no se ha llegado al punto crítico del 2018, cuando Erdogan promovió una “movilizaci­ón nacional” de sus ciudadanos para reactivar la economía turca. Entonces, millones de dólares y euros fueron cambiados por liras.

Hoy las cosas son un poco diferentes y gracias en parte a que Estambul se ha convertido este verano en uno de los destinos más atractivos del Mediterrán­eo para turistas de países como Rusia, Estados Unidos y el Reino Unido. El motivo es precisa y curiosamen­te la debilidad de la lira turca, una devaluació­n que finalmente contribuir­á a que el país pueda cerrar el año superando los 45 millones de turistas.

El cambio de la lira turca frente al euro se mantenía en mínimos históricos (0,034)

Turistas ingleses y americanos viajan a Turquía atraídos por el cambio favorable

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