La Vanguardia - Dinero

La aventura francesa del fundador de Vueling

El empresario Carlos Muñoz encuentra en Francia un filón para su aerolínea Volotea con la ambición de salir a bolsa

- Maite Gutiérrez (Lyon)

LA VANGUARDIA

La aviación suele levantar pasiones. Abundan los clubs de aficionado­s y tiene una legión de spotters que pasan horas escudriñan­do aeropuerto­s. A este mundo pertenece el empresario Carlos Muñoz, fundador de Vueling que ahora pilota la aerolínea Volotea. El directivo vuelve a intentar la salida a bolsa de su compañía con un crecimient­o que espera acelerar gracias al viento de cola que trae el auge imparable de la industria de los viajes. Y lo hace apoyado en Francia, su principal mercado, donde concentra la mitad de la actividad –más de siete millones de asientos ofertados este 2024 de un total de 12,5 millones–. Allí ha conseguido sobresalir entre competidor­es como Transavia o Air France en los vuelos domésticos fuera de París. La prensa gala lo ha apodado “el caballero de los cielos”.

La aerolínea española, con sede operativa en Barcelona y social en Asturias, ha encontrado así un aliado en un país tan dado al consumo patriótico. “A veces me siento como en Bienvenido, míster Marshall”, bromeaba Muñoz esta semana en la celebració­n de una gala en Lyon, una de sus nueve bases en Francia (21 entre todos sus mercados, dos en España: Bilbao y Asturias). El consejero delegado de Volotea se refería a la atención que genera en ciudades pequeñas y medianas como Brest la llegada de su aerolínea. Ahí radica su modelo, establecer­se donde otros no están y conectar núcleos urbanos apartados de las grandes metrópolis. “Allí vive el 65% de la población y vemos recorrido”, subrayaba Muñoz.

Sin embargo, esta no fue su primera idea de negocio tras su abrupta salida de Vueling, la empresa que fundó junto a Lázaro Ros en el 2004. Los dos directivos fueron pioneros en introducir el modelo low cost en el sector aéreo de España con Vueling y su éxito fue inmediato. Tanto, que Iberia contraatac­ó lanzando Clickair. Ahí empezaron los problemas para Muñoz y Ros. La fiera competenci­a de la low cost de Iberia, errores propios y el enfrentami­ento con el entonces primer accionista de Vueling, la familia Lara (Planeta), acabaron precipitan­do la renuncia de ambos directivos como consejero delegado y director general. El final de esta etapa es de sobras conocido: los Lara se embolsaron 47 millones de euros con la venta de sus acciones y Vueling acabó integrada en IAG, que la ha convertido en líder en El Prat y una de las principale­s de Europa.

Pero volvamos al punto en el que Muñoz y Ros se desvincula­n de la primera aerolínea que fundaron. De forma casi inmediata piensan en lanzar un nuevo proyecto aeronáutic­o que no es Volotea. La idea inicial consistía en crear una aerolínea de bajo coste para el largo radio desde el aeropuerto de Barcelona, lo que hoy sería Level o en su día Norwegian. El coste, sin embargo, les resultaba excesivo dado el contexto de financiaci­ón de la época. Cambian entonces de planes y ven un nicho en la conexión aérea de las ciudades medianas y pequeñas. Es 2011 y nace Volotea.

La compañía ha sufrido especialme­nte con la crisis de la pandemia, a la que entró en pérdidas (7,7 millones de euros en rojo en el 2019). Pese a la mejora de la actividad y la rentabilid­ad que esperan consolidar este año, aún arrastran 313 millones de deuda por el préstamo participat­ivo recibido de la SEPI durante la covid y un crédito ICO, más 10 millones puestos por los accionista­s.

Muñoz está convencido ahora de que es el momento de saltar al parquet, una operación que le ayudaría a amortizar deuda de forma rápida y engrasar financiera­mente la aerolínea para acelerar su crecimient­o. ¿Convencerá al mercado? “Volotea todavía debe demostrar su propuesta de valor, su modelo de negocio y su rentabilid­ad, ha de incrementa­r facturació­n y ebitda [beneficio operativo]” para facilitar su estreno bursátil, considera Jaume Puig, director general de GVC Gaesco Gestión. El último ejercicio la aerolínea ingresó 694 millones de euros y obtuvo un ebitda de 96 millones frente a los 47 negativos del 2022 –no comunicó el resultado neto–. También en el 2023 transportó 10,4 millones de pasajeros. “Esta industria funciona con grandes volúmenes e incrementa­r los pasajeros es otro reto”, añade Puig.

Sobre el modelo de negocio, el profesor de la UOC y la Cranfield University Pere Suau-Sanchez subraya que se sitúa entre una gran aerolínea de bajo coste y una aerolínea regional. “Esto lo vemos reflejado en la distancia media de sus vuelos que está en torno a los 820 km, mientras que para easyJet es de 1.200 km y para Binter Canarias de 400 km”. Su evolución, comenta este experto en aviación, “la debería hacer muy atractiva a futuros inversores bursátiles”. En la actualidad, Muñoz, Ros y otros directivos provenient­es de Vueling controlan el 50,1% de los derechos políticos de Volotea a través de Alaeo, Volar Bidco tiene un 29% y Rijn Capital, Rocinante, Meridia y Volotea FondoICO-pyme ostentan un 5% cada uno.

El desempeño de la aerolínea este 2024 será determinan­te para decidir su despegue en bolsa y Francia jugará un papel clave en ello.

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Carlos Muñoz da la bienvenida a los invitados a la gala de Lyon

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