La geopolítica del litio
Bednarski narra la gran apuesta china por las nuevas baterías que redefinen la energía en el siglo XXI
LA VANGUARDIA
A pesar de su sencillez –solo tres protones– el litio, tercer elemento de la tabla periódica, redefine la energía en el siglo XXI. Con las baterías de litio la energía de fuentes renovables puede almacenarse para alimentar el motor de un coche y algún día, dice Lukasz Bednarski, analista principal de investigación de litio y materiales para baterías en S&P Global Commodity Insights, dará impulso a los grandes buques y permitirá ir en avión sin temer la huella ecológica. El paso de motores alimentados mediante combustibles fósiles a la batería de litio es, remarca en La guerra de las baterías, el mayor cambio en los transportes desde finales del siglo XIX, cuando Carl Benz fabricó el primer motor de gasolina.
Un cambio de trascendencia geopolítica –la influencia de China era escasa en las zonas clave de producción de hidrocarburos, donde Occidente ha intervenido repetidamente– y que ha encajado bien con la idea de Xi Jinping de una China que pase de fábrica del mundo a su puntal tecnológico. Las baterías de iones de litio se empezaron a comercializar en Japón, gracias a Sony, pero aunque, señala el autor, el imperio del centro no llegue al nivel nipón en la calidad o elegancia de las soluciones tecnológicas, ha realizado un trabajo extraordinario al acercar a las masas la revolución de las nuevas energías. Acuciada por graves problemas medioambientales,
y gracias a seis décadas de experiencia con bicicletas eléctricas –con la más pequeña batería de litio dispararon sus ventas hasta 21 millones de unidades en 1998 y generaron beneficios que pavimentaron el camino al nuevo sector–, China no ha esperado a que la tecnología de las baterías llegue a su culmen para producirlas e incorporarlas sin cesar. Solo en el 2019 instaló un millar de estaciones de carga al día.
Bednarski cuenta cómo China llegó a este desarrollo por individuos como el fundador de Ganfeng y un régimen que busca menos contaminación y más seguridad energética. Si la historia del petróleo se ha concentrado en Occidente y Oriente Próximo, el sector del litio se centra ahora en Asia y América Latina. Los papeles que China, Corea del Sur y Japón desempeñan muestran que el centro global se desplaza a Asia.
En un libro que recoge las historias del ex yerno de Pinochet manejando entre bambalinas al principal productor de litio de América Latina o la caída de Evo Morales en Bolivia, el país con mayores reservas, por el reparto regional de las regalías de los acuerdos con Alemania y China, el autor muestra la carrera de Pekín por garantizarse los recursos de litio fuera de sus fronteras porque no piensa dejar pasar este nuevo reparto de cartas. Y apunta –el libro original es del 2021– que hace solo unos años en la UE los legisladores y prebostes del sector decían con desdén que las baterías eran un producto primario y era mejor dejar su fabricación a Asia, y que ahora Europa intenta a la desesperada ponerse al día.