Cerco a la piratería
oela industria cultural aplaude la clausura de la web Megaupload oeinterrogantes sobre el futuro de las descargas tras la acción del FBI
Todo lo que rodea a Kim Dotcom, hombre de talla XXL, es mega. Megaupload, Megavideo, MegaLive o Megaporn. Parece lógico que, si el departamento de Justicia de Estados Unidos le investiga y una orden del FBI llega hasta su casa de Auckland, el asunto sea una megaconspiración.
“Un precedente terrorífico”, afirmó en un comunicado The Electronic Frontier Foundation al referirse a los tentáculos de Washington. “Si pueden detener a ciudadanos de otros países en Nueva Zelanda, por una denun- cia de derechos de autor, ¿qué es lo siguiente?”. A Kim Dotcom, nacido Kim Schmitz hace 37 años en Alemania, se le considera el creador y máximo responsable de Megaupload.com, cerrado por presunto pirateo de las obras ajenas. Este portal de contenidos ha tenido, según la acusación policial, más de mil millones de visitantes desde su creación, más de 150 millones de usuarios registrados, un promedio de 50 millones de pinchazos al día y el 4% del total del tráfico en internet.
“No tenemos nada que esconder”, gritó ayer Kim Dotcom cuando las cámaras le captaron al trasladarlo ante el juez. Él y sus tres colegas (otros dos alemanes y un holandés), detenidos el jueves en la operación instigada por fiscales estadounidenses –dicen que intentó esconderse en una sala acorazada– continuarán privados de libertad. El lunes habrá una nueva comparecencia dentro del que se augura será un largo proceso de extradición.
En la documentación se considera que esta empresa ha propiciado descargas de películas o canciones que han originado pérdidas de 500 millones de dólares, mientras que los promotores ganaron más de 175 con anuncios y suscripciones. Otras páginas muy populares en España, como Sitiosyonkis, también se citan en los 72 folios de la argumentación.
Sin embargo, el cierre de Megaupload –respondió Anony- mous con el ataque a la web del departamento de Justicia– y la formulación de cargos contra siete de sus responsables –a tres no los encontraron–, abre más interrogantes de los que cierra. Las felicitaciones de unos contrastan con las advertencias de varios expertos. Como la hidra, se corta una cabeza y crece otra.
El profesor Orin Kerr habló de caso inusual en The New York Times. Los fiscales se han basado en e-mails interceptados a los implicados. “Esperan utilizar sus propias palabras contra ellos. Esto ha de asustar a los propietarios y usuarios de sitios similares”.
Esta cosa inusual la ilustra la misma figura de Dotcom, un tipo descrito como adicto a las muje- res y a la velocidad, le han intervenido coches del lujo por valor de cinco millones de dólares y fue detenido en Tarragona por exceso de velocidad junto a un grupo de amigos. Una condena por hacker a dos años de libertad vigilada se convirtió en la rampa de nuevos negocios. Fundó Megaupload, con sedes en Nueva Zelanda y Hong Kong, e irrumpió con una doble personalidad. En Hollywood se le puso el mote de Doctor Mal. En cambio, relevantes figuras de la música –Alicia Keys o Kanye West–, le encumbraron y le dedicaron canciones.
En los medios estadounidenses se palparon sombras conspirativas. La acción surge de las denuncias en un juzgado del Estado
de Virginia de dos asociaciones discográficas y musicales. Tras meses de investigación, la operación se lanzó justo el día después de la protesta de las empresas de internet –lideradas por Wikipedia y Google– contra la ley antipiratería que elabora el Capitolio.
El proyecto SOPA permitiría a las autoridades federales incrementar sus poderes para combatir webs extranjeras bajo la sospecha de que no respetan el copyright. Harry Reid, líder de la mayoría demócrata en el Senado, anunció que la votación de la ley Sinde de Estados Unidos se pospone. Estaba prevista para el martes.
La Casa Blanca ya había mostrado su disgusto con esta propuesta. “Me alegro del cambio de tendencia sobre la SOPA”, celebró la comisaria europea Neelie Kroes, a la que no le gustó el cierre de Megaupload, informa Beatriz Navarro. “No necesitamos malas leyes cuando lo que hace falta es salvaguardar los beneficios de una red abierta”, añadió.
Dotcom dice algo similar sobre su megaconspiración.