Segundo disidente cubano muerto en huelga de hambre
Wilman Villar había sido condenado a cuatro años de cárcel por manifestarse
Faltaban sólo unos días para el segundo aniversario de la muerte en huelga de hambre del opositor cubano Orlando Zapata, y ha vuel- to a suceder. El régimen castrista dejó morir la madrugada de ayer a otro preso político, Wilman Villar. Su delito fue manifestarse con la Unión Patriótica de Cuba, un acto de disidencia por el que fue condenado a cuatro años de cárcel.
CONTRA LA INJUSTICIA Wilman Villar había sido condenado a cuatro años de cárcel el pasado noviembre ELIZARDO SÁNCHEZ “Seis días antes de morir le llevaron al hospital, pero ya era irreversible”
El régimen castrista volvió a cebarse en los presos políticos y dejó morir de nuevo a un disidente encarcelado en huelga de hambre. A pocos días del segundo aniversario del fallecimiento por inanición del albañil negro y preso de conciencia Orlando Zapata, la madrugada del viernes perdía la vida el opositor Wilman Villar. Expiró en un hospital de Santiago, tras mantener en su celda de castigo un ayuno de 50 días en protesta por la condena a cuatro años de prisión que, el 24 de noviembre, le fue impuesta en un juicio sumarísimo bajo los cargos de desacato, resistencia y atentado a la autoridad. Había sido detenido doce días antes en la ciudad oriental de Contramaestre, donde residía, por participar en una marcha de la Unión Patriótica de Cuba, grupo de la disidencia interna de reciente creación.
“El Gobierno de Cuba es el único responsable moral, político y jurídico de esta muerte evitable porque Wilman estaba bajo la custodia del Estado”, dijo a La Vanguardia desde La Habana el portavoz de la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos (CCDH), Elizardo Sánchez. En tanto, desde Madrid, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría expresaba la “consternación” del Gobierno español y avanzaba que “la defensa de los derechos humanos y de las libertades será un referente de la política exterior española, especialmente en el caso de Cuba”. En Bruselas, la alta representante de Política Ex- terior de la Unión Europea, Catherine Ashton, lamentó “profundamente” la muerte del opositor, que a su juicio plantea “dudas” sobre el sistema penitenciario y judicial cubano, y avanzó que seguirá la situación “muy de cerca”, en especial “las razones de las sentencias (dictadas) contra el señor Villar y otros presos”.
Los medios cubanos ignoraron el hecho y las autoridades no informaron del caso, pero de forma inusual el bloguero oficialista Yohandry notificó que el disidente había fallecido por “un fallo multiorgánico por sepsis generalizada”. No obstante, el dirigente de la CCDH indicó que “la causa primera de la muerte es que Wil- man contrae pulmonía por las condiciones infrahumanas que sufre cuando le encierran en una celda de confinamiento: semidesnudo, durmiendo en el suelo, con frío y humedad... Seis días antes de morir le llevan al hospital pero su estado ya era irreversible. Ese es el castigo que inflige el Gobierno a los que adoptan una protesta pacífica”. Sánchez también denunció que en Santiago y provincias orientales aledañas “se ha desatado una ola de represión política preventiva y un número todavía indeterminado de opositores han sido detenidos para impedir que acudan al funeral que se
celebra en Contramaestre”.
Otras fuentes de la oposición señalaron que las autoridades impidieron inicialmente a la esposa del fallecido, Maritza Pelegrino, ver el cadáver de su marido. “Ella era la única que lo visitaba en la cárcel”, explicó José Daniel Ferrer, portavoz de la Unión Patriótica, a la que Villar se sumó, causando una crisis doméstica. Su madre, unida sentimentalmente a un funcionario del Ministerio del Interior, y una de sus hermanas, vinculada a un agente de la seguridad del Estado, estaban en contra de sus actividades opositoras y sólo fueron a verle al hospital en sus horas finales.
“La suya era una familia dividida, como casi todas las familias cubanas, que viven una ruptura azuzada durante medio siglo por el régimen para que una mitad vi- gile a la otra. Los medios oficiales van a hartarse de entrevistar a los parientes de Wilman que simpatizan con el Gobierno para tratar de desacreditarle”, anticipó Elizardo Sánchez.
La muerte de Villar, de 31 años y padre dos niñas, se produce menos de un mes después del indulto de 2.900 presos comunes que el régimen anunció en Nochebuena “por razones humanitarias” y atendiendo a la visita del Papa a finales de marzo. Pero sucede también a diez días del primer viaje oficial a Cuba de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, víctima de la represión durante la dictadura militar en su país.
“Además de las consideraciones éticas, es una torpeza diplomática y una desconsideración personal hacia el Papa y hacia Dilma haber permitido que cosas como esta sucedan en el preludio de su llegada a Cuba, porque pone a ambos ante la difícil situación de pronunciarse o bien guardar un silencio que beneficia directamente al régimen”, dijo a este diario Juan Antonio Blanco, investigador de la Universidad Internacional de Florida, ex diplomático en la ONU y hasta 1991 analista del comité central del Partido Comunista. En su opinión, la muerte del disidente “confirma que estamos presenciando un retroceso en lo que se había avanzado hasta mediados del 2010, cuando los acuerdos con la Iglesia permitieron la excarcelación de presos políticos”. Y añade: “Pero desde el congreso del partido en abril, Raúl Castro advirtió que no toleraría que la oposición tomara las calles y dio de nuevo luz verde para la represión”.
El Gobierno no reconoce presos políticos y considera a los opositores “mercenarios” de Estados Unidos. Según la CCDH, hay unos 60 presos de conciencia.