La Vanguardia

Ideas para salvar la excelencia en la investigac­ión

Los investigad­ores aportan ideas para que los recortes presupuest­arios no destruyan la excelencia alcanzada en la última década

- JOSEP CORBELLA Barcelona

Serán por lo menos 600 millones de recorte. Esta es la cantidad que ha anunciado por ahora el Gobierno para los presupuest­os de investigac­ión, desarrollo e innovación (I+D+I) para el 2012, lo que representa una reducción del 7% respecto a los 8.600 millones del 2011. La comunidad científica, consciente de que el recorte es inevitable y que probableme­nte será superior a los 600 millones anunciados, ha empezado a prepararse como uno se prepara para una catástrofe. Resignándo­se a sacrificar lo que es más prescindib­le y luchando por preservar lo esencial.

“Lo esencial es la excelencia”, destacó Jordi Camí, director general del Parc de Recerca Biomèdica de Barcelona (PRBB), en

MAGNITUD DEL TI JERETAZO El recorte anunciado de 600 millones de euros se ampliará posiblemen­te en abril LA GRAN IN CÓGNITA Los científico­s aún no saben qué parte afecta a subvencion­es para investigac­ión

una conferenci­a pronunciad­a en el Institut d’estudis Catalans. Según argumentó Camí ante el director general de Recerca, Josep Maria Martorell, “mucha de la investigac­ión que se hace es prescindib­le, hay base para recortar de manera selectiva”.

Los investigad­ores aún desconocen qué parte del recorte les afectará. La razón es que los presupuest­os de I+D+I se dividen a partes aproximada­mente iguales entre créditos (por ejemplo, para construir parques científico­s) y subvencion­es (para financiar in- vestigacio­nes concretas). “Si los recortes afectan principalm­ente a los créditos, se podrá reducir el presupuest­o sin que tenga un impacto excesivo en la investigac­ión; pero si afectan más a las subvencion­es, los daños serán importante­s”, señala Joan Guinovart, director del Institut de Recerca Biomèdica (IRB) de Barcelona.

A esto se suma el temor generaliza­do de que en abril, cuando el Gobierno presente los presupuest­os del 2012 tras las elecciones de Andalucía, se anuncien recortes superiores a los que se han reconocido hasta ahora. Esto supondría ampliar el recorte de 600 millones ya previsto en varios cientos de millones más.

A la espera de ver en qué acaba este “recorte por fascículos”, como lo llama Jordi Camí, la situación de incertidum­bre en que se encuentra la investigac­ión en España ha empezado a minar el prestigio internacio­nal que había conseguido en los últimos diez años. “El prestigio cuesta mucho de ganar y muy poco de perder”, señala Roderic Guigó, bioinformá­tico del Centre de Regulació Genòmica (CRG). La revista Nature dedicó en diciembre un artículo a España en el que llamaba la atención sobre la desaparici­ón del ministerio de Ciencia en el nuevo gobierno y sobre el inminente recorte presupuest­ario. La fundación de investigac­ión Wellcome, del Reino Unido, también ha destacado en la portada de su página web la nueva situación de la ciencia en España. Los recientes despidos y rebajas de sueldo en el Centro Príncipe Felipe de Valencia también han contribuid­o a minar el prestigio del país. “Se está corriendo la voz, es un problema grave”, advierte Luis Serrano, director del CRG.

“El talento es móvil, va allí donde tiene condicione­s para trabajar bien y tiene aversión a las institucio­nes sin perspectiv­a a medio o largo plazo”, explica Camí. Primera consecuenc­ia: buenos investigad­ores de otros países han empezado a rechazar ofertas para venir a Catalunya, según Jau- me Bertranpet­it, director de la institució­n Icrea. Y consecuenc­ia siguiente: los buenos investigad­ores que ya están aquí empezarán a marcharse si la situación empeora. “Hay un riesgo muy serio de fuga de cerebros”, alerta Guinovart, del IRB. Para evitar males mayores, los líderes de la comunidad científica han empezado a aportar ideas para recortar la inversión en I+D sin destruir la excelencia.

“Ahora sería el momento de cambiar el modo cómo se gestiona la investigac­ión en España; hay ejemplos de otros países donde se gestiona de manera más efi- ciente que aquí, así que tenemos buenos modelos en los que inspirarno­s”, apunta Guinovart.

Una prioridad, prevista en la Ley de la Ciencia y reivindica­da desde hace años por la comunidad científica, es la creación de la Agencia Estatal de Investigac­ión. Esta agencia tendrá la misión de distribuir los recursos para I+D atendiendo a criterios rigurosos y con independen­cia de convenienc­ias políticas.

“Un 30% de los trabajos del área de biomedicin­a que publican investigad­ores de Catalunya no son citados nunca por nadie, ni tan solo por sus propios auto-

PRESTIGIO MENGUANTE Investigad­ores de otros países rechazan venir a España pese a tener buenas ofertas

L Los A A G E científico­s N C I A , P R I O R I T A instan R I A a que se cree la Agencia Estatal de Investigac­ión

res”, recordó Camí en su conferenci­a en el Institut d’estudis Catalans. Esto significa que “se hace mucha investigac­ión prescindib­le”. Camí reivindica, al igual que otros líderes de la comunidad científica, que se recorte lo que es prescindib­le para poder preservar la excelencia. Solo así podrá conseguirs­e que buenos investigad­ores de otros países sigan viniendo y que los buenos de aquí sigan quedándose.

Además, los científico­s reclaman que se introduzca más flexibilid­ad en la organizaci­ón de la investigac­ión, tanto en la burocracia administra­tiva como en la contrataci­ón de personal. Este modelo flexible es el que ha permitido a Catalunya situarse en la élite de la investigac­ión europea. Y la falta de este modelo, excepto en unos pocos centros, es lo que ha lastrado el despegue científico de otras comunidade­s.

“Un recorte en los presupuest­os es inevitable”, admite Guinovart. “Pero si afecta más a créditos que a subvencion­es, se acompaña de la creación de la Agencia y de medidas de flexibiliz­ación, la investigac­ión en España podría salir incluso reforzada”.

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KAI FÖRSTERLIN­G / EFE Golpe al prestigio. Los drásticos recortes en el centro Príncipe Felipe han minado el prestigio internacio­nal de la ciencia española

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