El monumento a Marx y Engels, a debate en Berlín
Berlín Corresponsal
Marx y Engels, los dos barbudos representados en un monumento del año 1986 en el corazón de Berlín, difícilmente serán movidos de su emplazamiento. Lo fueron el 2010, pero sólo unos metros y a causa de las obras del metro. Ahora, un anecdótico y muy poco enérgico comenta- rio del ministro de Transportes, Peter Ramsauer, apela a llevarse el popular monumento al cementerio de Friedrichsfelde. Sólo algunos funcionarios como el historiador Hubertus Knabe, un profesional del anticomunismo institucional, han apoyado al ministro, mientras las autoridades de Berlín han desechado la idea por peregrina. Pese al vivo anticomunismo nacional, Berlín conserva una amplia nomenclatura de calles y monumentos relacionados con el socialismo.
Ramsauer dice que Marx y Engels no encajan con el palacio de los Hohenzollern, que se va a reconstruir desde la nada muy cerca de los barbudos. El palacio real es mencionado como ejemplo de revanchismo, pues el régimen de Alemania del Este lo dinamitó en la posguerra. A diferencia de aquel edificio, que estaba en ruinas por la guerra, el vecino palacio de la República, un edificio muy popular, que el mismo régimen construyó en los años setenta, fue demolido tras la reunificación, pese a una gran oposición ciudadana.
Este revanchismo del ladrillo y los monumentos no parece suscitar ahora gran fervor. En medio de una crisis que actualiza los temas de justicia social, lo más prudente es no menear a los barbudos.