Un joven centrista aspira a desbancar a Chávez
La oposición celebra primarias para hacer frente común
sidenciales del 7 de octubre.
De los cinco opositores que concurrieron a las inéditas primarias venezolanas, Henrique Capriles Radonski era al cierre de esta edición el que más posibilidades de triunfo tenía. Capriles, abogado de 39 años de edad y 14 de vida política, es gobernador de Miranda, segundo estado del país en población.
El que ayer ya se daba a sí mismo como seguro ganador, con una expectativa de voto de más del 50% y una diferencia de entre 15 y más de 20 puntos sobre el segundo en liza, milita en el joven partido Primero Justicia; abandera un discurso progresista, conciliador, social y renovador, alejado de los tics de las fuerzas tradicionales, y se cano al 30%. Pérez, de 42 años, gobierna el estado petrolero de Zulia, el más poblado. A su favor tenía el respaldo de los partidos tradicionales. También declarado centrista, su mentor es Manuel Rosales, rival de Chávez en el 2006 y con quien Pérez fundó el partido conservador Un Nuevo Tiempo.
Por detrás de Pérez estaban la diputada María Machado, el ex sindicalista Pablo Medina y el ex diplomático Diego Arria. Las primarias de ayer, en las que también se eligieron candidatos a gobernadores y alcaldes, representan el primer intento serio de aglutinar las dispersas fuerzas de la oposición a Chávez para desafiarle con fuerza. La nueva estrategia se acordó en el marco de la Mesa de Unidad Democrática, creada en el 2008. Todos los precandidatos salvo Arria firmaron un programa de “gobierno de unidad” que, entre otras metas, plantea “recuperar la institucionalidad democrática” e incrementar la participación privada en el negocio petrolero.
A ocho meses de las presidenciales, el rival de Chávez afronta el reto hercúleo de superar a un animal político de durísima piel; con un tirón y una capacidad de propaganda a prueba de bomba, como lo demuestra que, con un inflación del 26%, un déficit de más de dos millones de viviendas y un récord de asesinatos, él siga luciendo una popularidad del 60%.
El índice de participación en las primarias será el primer indicador de pujanza de la renovada oposición. El umbral de un mínimo éxito se situaría en millón y medio de votantes sobre un censo de 18,3 millones. La oposición confiaba anoche en superarlo ampliamente. Ganarle unas elecciones a Hugo Chávez no es fácil, por mucho que su gestión y actitudes sean censurables y el país pase apuros. El mesiánico presidente sigue siendo duro de roer pese a la incertidumbre sobre el cáncer que padece. Pero su derrota es menos improbable desde ayer, cuando la hasta ahora dividida oposición eligió a un candidato único para las pre- considera de centroizquierda, aunque su formación más bien liberal y sus inicios le sitúan en un espacio de centro sin tendencias demasiado marcadas.
Capriles ganó ventaja hace unos días al obtener el inesperado apoyo del hasta entonces precandidato Leopoldo López, que se retiró cuando estaba tercero en las encuestas.
Pablo Pérez, el otro aspirante con posibilidades, mantenía ayer esperanzas pese a contar sólo con un respaldo previo cer-