La Vanguardia

Salieron con el pijama

La especulaci­ón en su propio campo y la falta de intensidad desdibujan al equipo que empató en Bilbao

- RAMÓN ÁLVAREZ Cornellà de Llobregat

Quiso incidir Mauricio Pochettino en la previa del partido de ayer que lo importante era que el público apoyase al equipo y se dejase de especular sobre los rumores que lo sitúan en el Real Madrid. Que él, por si acaso, ya había aislado a sus jugadores y “apretado más que nunca” para evitar la relajación a la que puede llevar una buena dinámica, en particular cuando se juega ante el colista.

Ayer, efectivame­nte, el público cumplió y alentó a su equipo. Fueron los jugadores los que no acabaron de estar a la altura, por más que enfrente tuviesen a un equipo con tan poco juego como ganas. Cualquiera habría dicho que eran precisamen­te ellos –y no sólo los hijos del míster– los que vestían el pijama blanquiazu­l. Especularo­n durante más de media hora ante un equipo que se dejaba hacer y hasta el minuto 38 no dispararon por primera vez a puerta. Lo tuvieron que hacer los nuevos: Coutinho al palo y Kalu Uche al muñeco.

Poco –por no decir nada– se pareció el Espanyol de ayer al que fue capaz de arrancar un valioso punto de San Mamés hace una semana, al que se deshizo del Atlético de Madrid con goleada, al que remató al Sporting a domicilio o al que igualó al Barça. En definitiva, al equipo que creía en sí mismo y se rehacía en la desgracia para sumar una racha de siete partidos imbatidos y soñar con la Champions. Todo eso se acabó ayer ante la mirada de un público infantil desilusion­ado.

Porque ayer, los de Pochettino se dedicaron a especular jugando el balón en su propio terreno, tiraron a la basura medio tiempo y acabaron carecieron de acierto cuando ya era demasiado tarde para encajar dos goles en sendos errores defensivos. Que buena

LOS MOTIVOS El público cumplió y alentó al equipo, pero los jugadores no acabaron de estar a la altura EL PROTAGONIS­TA Luis García se puso la camiseta blanquiazu­l al final del partido y fue aclamado por la afición

parte de la grada empezase a desfilar cuando aún quedaban algunos minutos para, al menos, igualar lo dice todo.

Pochettino no fue capaz de resolver ayer esa transición de juego ni atrasando a Verdú para subir balones ni desviando el juego por las bandas con Weiss y Coutinho muy abiertos. El cambio de Thievy por Uche tampoco resultó efectivo. En el área, sobraron pases y faltaron remates. “Nos faltó más naturalida­d en nuestro juego”, reconoció el propio Pochettino. “Hubo falta de intensidad”, añadió Romaric. El equipo, en definitiva, no salió despejado para encarrilar el partido de entrada ni tampoco reaccionó con el marcador en contra.

El que ayer no se puso el pijama pero sí quiso enfundarse la camiseta blanquiazu­l fue ex españolist­a Luis García, que volvió a ser el protagonis­ta en Cornellà. Se la pidió a Rui Fonte, a quien había apadrinado en el primer equipo, y se la puso para poder dirigirse así a su antiguo público y besar una vez más el escudo. “Es la única camiseta que voy a besar –aseguró más tarde el ex capitán– La afición del Espanyol es única. Aquí he llegado a sentir algo que nunca habría imaginado sentir como profesiona­l. He pasado momentos muy buenos y muy malos, pero siempre he salido adelante con la ayuda de esta gente”, dijo con la piel erizada.

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