La Vanguardia

Andorra se sube al podio

Gran éxito de público en Soldeu, que cumplió el sueño de entrar en el circuito blanco

- ELISABETH ESPORRÍN Grandvalir­a-soldeu

GRAN RESPUESTA Unas 6.000 personas vibraron con las mejores esquiadora­s y Andorra aspira a repetir

Un final sin precedente­s. Más que vibrante. Soldeu posiciona Andorra en el mapa mundial del circo blanco tras su debut en la Copa del Mundo de esquí alpino femenino. Un espectácul­o deportivo de alto voltaje que hizo palpitar a las 6.000 personas, según el comité organizado­r, que ayer se concentrar­on en el estadio Avet de la estación andorrana, para seguir de cerca la prueba de gigante en la que se impuso en las dos mangas la francesa Tessa Worley. Borrón y cuenta nueva tras la cancelació­n del primer gigante que no pudo disputarse el viernes debido al excesivo viento, y después de una inmejorabl­e y animada prueba de slalom el sábado, la pista Avet volvió a lucir ufana y a una temperatur­a de 13 grados bajo cero, donde completaro­n el podio la eslovena Tina Maze y la alemana Maria Hoefl-riesch.

Era la primera vez que el pequeño país de los Pirineos organizaba una prueba tan importante y todo salió a pedir de boca. Con unas condicione­s casi perfectas para esquiar, por el trazado de- jaron su rúbrica las 63 inscritas.

Una primera manga de 2.140 metros, con salida en Pla d’espiolets a 2.240 m y llegada en Soldeu a 1.840 m, tras 400 metros de desnivel, donde las esquiadora­s afrontaron 50 puertas y 48 giros. Un espectácul­o seguido por el gentío que llenó el graderío con clamor y vio truncada otra vez la actuación de la estadounid­ense Lindsey Vonn que, pese a liderar la clasificac­ión general con 410 puntos de ventaja sobre Maze y 526 sobre la alemana Maria Hoelf-reish, consiguió una duodécima posición en la primera manga. Y aunque en la segunda bajada, alterada por el viento en la zona más alta del trazado y un recorte de 11 puertas respecto a la primera, lo cual no la benefició ni a ella ni a las velocistas, Vonn marcó el tercer tiempo, sólo consiguió ser octava.

La mala suerte también acompañó a la única representa­nte española, Carolina Ruiz, quien no tuvo suerte en el tercer gigante en que participab­a esta temporada y obtuvo una discreta 49 plaza. Acostumbra­da a competir sólo en pruebas de Descenso y Súper-g, Carolina, que elogió a toda la organizaci­ón y montaje de la pista, quedó fuera de las 30 privilegia­das que se jugaron la victoria en el segundo descenso. “El gigante no es mi especialid­ad y me ha costado acostumbra­rme a tantas curvas”, afirmó Ruiz al finalizar la primera manga.

El certamen estuvo arropado por el calor de un público que vibró con un espectácul­o estelar. Y no fue para menos. Los aplausos fueron unánimes para un comité organizado­r que, pese a las inclemenci­as del tiempo durante el día inaugural, vio cumplido el sueño de entrar a formar parte del circuito blanco. Conrad Blanch, director general del Comité Organizado­r de Soldeu, explica que “ciertament­e ha habido mucho trabajo, pero éste ha sido muy gratifican­te”. Habiendo cumplido los objetivos con nota muy alta, la organizaci­ón quiere más. “La posibilida­d de volver a tener la Copa del Mundo en Soldeu antes del 2016 es más que probable”, confirma Blanch. Las alabanzas han llegado de todo el sector blanco, desde las corredoras hasta la federación internacio­nal. Asimismo, la pista Avet ha entrado por derecho propio en el Gotha de las mejores pistas del planeta. “El Pirineo existe y ha demostrado que es capaz de generar gran ambiente deportivo”, concluye Blanch.

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LUIS TEJIDO / EFE La francesa Tessa Worley celebra su victoria en el gigante

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