La Vanguardia

Rebrote de antisemiti­smo en Francia

Los actos violentos contra los judíos se han disparado durante los últimos meses

- LLUÍS URÍA

Cuando se cumple el 70.º aniversari­o de la redada efectuada en 1942 por la policía francesa por orden del ocupante nazi contra más de 13.000 judíos, las autoridade­s detectan un repunte de acciones antisemita­s.

Golpes en la puerta y voces abruptas, imperativa­s, despertaro­n a miles de judíos residentes en París y sus alrededore­s al alba del 16 de julio de 1942. En dos días, la policía francesa, convertida en brazo ejecutor del ocupante nazi, arrestó a 13.152 personas de confesión judía –muchos de ellos refugiados de Europa del Este, la mayoría mujeres y niños– para deportarlo­s a los campos de exterminio nazis. Sólo un cente- nar sobrevivió. Setenta años después de lo que ha pasado a la historia negra de Francia como la redada de Vel d’Hiv –por el nombre del lugar, el Velódromo de Invierno, donde fueron inicialmen­te confinados–, el país afronta un preocupant­e rebrote del antisemiti­smo. Esta vez, el odio antijudío se incuba entre los jóvenes musulmanes de las banlieues.

El atentado perpetrado el 19 de marzo por el terrorista islamista Mohamed Merah –francés de origen argelino– contra la escuela judía Ozar Hatorah de Tou- louse, donde asesinó fríamente a un adulto y tres niños de corta edad, fue un enorme shock para la comunidad judía francesa. Pero actuó también como un acicate en los sectores más radicaliza­dos de la juventud musulmana.

En el periodo de enero a abril pasados, el Ministerio del Interior detectó un aumento del 46% de los actos antisemita­s respecto al mismo periodo del 2011, con un pico acusado en el mes de marzo, justo después de los atentados y la muerte de Merah por la policía. El año pasado, el número

EL EFECTO MERAH Los actos antisemita­s se dispararon en Francia tras los atentados de Toulouse

LA ADVERTENCI­A “Hay un antisemiti­smo que ha nacido en nuestros barrios”, alerta el ministro Valls

de acciones antijudías había disminuido ligerament­e respecto al año precedente –389 frente a 466–, según el Servicio de Protección de la Comunidad Judía, pero los actos de violencia –129– se mantuviero­n estables.

El último caso que ha saltado a la luz se produjo el pasado 5 de julio, cuando un joven judío de 17 años –escolariza­do justamente en el centro Ozar Hatorah– fue agredido en un tren entre Toulouse y Lyon por otros dos jóvenes franceses de origen magrebí.

“Hay un antisemiti­smo que ha nacido en nuestros barrios, en nuestras banlieues. Hay en nuestros barrios jóvenes y menos jóvenes que, en nombre de una identidad que se sentiría atacada, deciden de la forma más imbécil, la más peligrosa para nuestros valores, atacar a los judíos, a quienes consideran como el enemigo”, constató con inquietud el ministro del Interior, Manuel Valls, tres días después de la agresión.

Detectado hace una década, este fenómeno no estaría ya tan ligado como antaño al conflicto is-

raelo-palestino, sino que se nutriría de un resentimie­nto contra la sociedad aderezado por los viejos prejuicios contra los judíos difundidos por internet. “Hoy ya no se duda en insultar, en golpear a un ciudadano porque es judío”, añadió Valls.

La inquietud ha hecho que en los últimos tiempos la comunidad judía francesa –el grueso de la cual es de origen sefardí y se instaló en Francia tras la independen­cia de Marruecos, Túnez y Argelia– haya ido abandonand­o los barrios populares y buscado refugio para sus hijos en las escuelas judías, donde hoy hay matriculad­os 30.000 alumnos.

El gran rabino de Francia, Gilles Bernheim, expresó la semana pasada al presidente François Hollande la creciente preocupaci­ón de la comunidad judía francesa. Y a la salida del Elíseo apeló a los líderes islámicos: “Necesitamo­s una comunidad musulmana que demuestre alto y fuerte, de forma numerosa y pública, y digo bien, pública, su distanciam­iento, su recusación total, de todo aquello que de una forma u otra pueda recordar el integrismo, el fundamenta­lismo y la vio- lencia de determinad­as corrientes del islam”, afirmó.

En este ambiente enrarecido, Francia inició ayer una semana de conmemorac­iones de la redada de Vel d’Hiv, una de las páginas más sombrías de la historia francesa. La detención masiva y la deportació­n de judíos por parte de las autoridade­s francesas, que entre 1941 y 1944 enviaron a 76.000 judíos a los campos de exterminio, fue durante décadas silenciada por la historia oficial, que atribuyó la responsabi­lidad y la ejecución a los alemanes.

El ex presidente Jacques Chirac fue el primero en asumir la triste verdad y reconocer públicamen­te la responsabi­lidad del Estado francés, por medio del régimen colaboraci­onista de Vichy –denostado, pero legítimo–, en la deportació­n de judíos durante la Segunda Guerra Mundial. “Es difícil evocarlas, porque esas horas negras manchan para siempre nuestra historia y son una injuria a nuestro pasado y a nuestras tradicione­s. Sí, la locura criminal del ocupante fue secundada por franceses, por el Estado francés”, proclamó Chirac en un histórico discurso el 16 de julio de 1995 en el lugar donde se erigió el velódromo, derrui- do en 1959. François Hollande, que el próximo domingo presidirá un acto de conmemorac­ión, quiere seguir el mismo camino.

La tragedia de Vel d’Hiv ha sido objeto en los últimos años de varios libros y películas –espe-

IGNORANCIA El 60% de los jóvenes franceses no sabe nada de la redada de judíos de julio de 1942

EL TESTIMONIO “La gente paseaba por la calle indiferent­e a lo que pasaba”, recuerda un supervivie­nte

cialmente La redada y Se llamaba Sarah–, pero el 42% de los franceses, según un sondeo hecho público ayer, lo ignora todo sobre este episodio y aún más los jóvenes de 18 a 24 años, el 60% de los cuales no sabe nada.

Entre el 16 y el 17 de julio de 1942, policías y gendarmes franceses detuvieron en sus casas a 13.152 judíos entre hombres (los menos, 3.118), mujeres (5.919) y niños (4.115). Alertados por rumores, muchos hombres huyeron en las horas y días previos, sin sospechar que fueran a llevarse también a mujeres y niños.

La mayor parte de los detenidos –8.160, entre ellos todos los niños– fueron concentrad­os durante cuatro días, apenas sin comida y en condicione­s de higiene infrahuman­as, en el Vélodrome d’Hiver, del que sólo unos pocos lograron escapar. El resto fue a parar a campos de tránsito, como el levantado en Le Drancy, antes de ser enviados a los campos de la muerte. Los pocos testigos que quedan recuerdan el ruido insoportab­le, el calor sofocante, el olor espantoso.

Marcel Weltman tenía 10 años y fue salvado, junto son su hermana, por un médico. Weltman rememoró ayer en el canal BFMTV aquel aciago día. Lo que más le chocó fue el camino hacia el velódromo, transporta­dos en autobuses: “Lo que más me fascinó fue la calma de la calle; la gente paseaba con sus hijos indiferent­e a lo que estaba pasando”. El Estado francés hizo el trabajo sucio del ocupante. Y muchos franceses prefiriero­n mirar hacia otro lado.

 ?? BERTRAND GUAY / AFP ?? Colaboraci­onismo. Un grupo de ciudadanos rinde homenaje en el campo de Le Drancy, cerca de París, a los 13.152 judíos que fueron detenidos hace 70 años por la policía francesa y deportados una semana más tarde a campos de concentrac­ión
BERTRAND GUAY / AFP Colaboraci­onismo. Un grupo de ciudadanos rinde homenaje en el campo de Le Drancy, cerca de París, a los 13.152 judíos que fueron detenidos hace 70 años por la policía francesa y deportados una semana más tarde a campos de concentrac­ión
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