Rusia acusa a Occidente de chantaje para imponer sanciones a Siria
Kofi Annan viaja a Moscú para tratar con Putin una salida al conflicto
Después de recibir la semana pasada a destacados miembros de la oposición a Bashar el Asad, las autoridades rusas continuaron ayer su ronda de contactos sobre el conflicto en Siria con la llegada a Moscú del enviado especial de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan. Tras verse ayer con el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, el exsecretario general de las Naciones Unidas se reunirá hoy con el presidente de Rusia, Vladímir Putin. Como introducción a la visita, Lavrov convocó a los periodistas rusos y extranjeros a una rueda de prensa en la que acusó a los países occidentales de chantajear a Rusia.
Según el titular de Exteriores ruso, Occidente ha amenazado con no prolongar la misión de observadores de la ONU si Rusia no acepta una resolución del Consejo de Seguridad que autorice sanciones contra Damasco y el uso de la fuerza exterior en Siria.
“Muy a nuestro pesar, se observan elementos de chantaje. Nos están diciendo: si no dais vuestro consentimiento a la aprobación de una resolución según el capítulo 7 de los estatutos de la ONU, nosotros nos opondremos a prolongar el mandato de la misión de observadores”, señaló Lavrov.
En Moscú esta posición se considera “totalmente contraproducente y peligrosa. El uso de los observadores como moneda de cambio es inaceptable”. Lavrov subrayó que en particular la misión de observadores de las Naciones Unidas debe investigar incidentes como los enfrentamientos armados el pasado jueves en Tremseh. Y aseguró que Rusia insistirá firmemente en que se prolongue el trabajo de los observadores.
“No es realista” esperar que Rusia convenza a El Asad para que deje el poder, dice Lavrov
La ONU aprobó esta misión con una duración de 90 días, que se cumplen el próximo viernes, 20 de julio. Su objetivo es monitorizar el cese de la violencia y la aplicación del plan de paz de las Naciones Unidas. Sin embargo, los observadores han tenido que abandonar áreas clave del conflicto debido al recrudecimiento de la violencia.
“Lo que está sucediendo en Siria es horrible”, apuntó Lavrov. El ministro se quejó del exceso de palabras de los países occidentales y de la falta de acciones concretas que se traduzcan en una solución: “Ya se han pronunciado palabras sobre quién tiene la culpa, qué se debe hacer, palabras sobre sanciones y el cambio de régimen o la necesidad de solidarizarse con la revolución popular. En todo esto sólo hay déficit de una cosa: deseos de poner inmediatamente fin a la violencia y al derramamiento de sangre”.
El jefe de la diplomacia rusa se quejó de que se culpe a Rusia de la continuidad del conflicto. “Creemos que el plan de Annan es la única plataforma viable para solucionar el conflicto, y hemos hecho mucho para que Damasco lo cumpla”, aseguró. “Debemos hacer que todas las partes en conflicto cesen las hostilidades a la vez, sincronizar la salida de las ciudades de fuerzas armadas bajo la supervisión de la misión de la ONU”, añadió.
Pero Lavrov rechazó que la transición deba comenzar cuando Bashar el Asad abandone el poder, como quieren países occidentales y árabes. “No es realista” esperar que Rusia convenza a El Asad para que abandone el poder. “Él no se va porque nosotros le defendamos, sino porque le apoya una parte muy, muy significativa de la población del país”.
“No podemos permitir la aprobación de una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU que no se base en los acuerdos de Ginebra”, declaró Lavrov, en referencia a las conversaciones del Grupo de Acción sobre Siria del 30 de junio. “Si nuestros socios bloquean nuestra resolución, la misión de la ONU no se renovará y tendrá que abandonar Siria; y eso sería una pena”.