Un transporte que reparte riqueza
El Bus Turístic suma en su cuarto de siglo de vida 22 millones de viajeros
Los guiris que a primera hora de la mañana se suben al Bus Turístic en la parada de la calle Compte d’urgell, a un paso de la plaza Francesc Macià, ya vienen desayunados. Apenas reparan en El Fornet d’en Rossend allí ubicado.
Pero cuando horas después, camino de vuelta al hotel, tras una dura jornada visitando monumentos, soportando el exceso de humedad que se respira en la ciudad y esquivando carteristas, regresan a la parada, lo hacen con el estómago rugiendo. Y entonces los usuarios del vistoso bus de dos plantas que estos días cumple un cuarto de siglo sí que se hacen notar en el establecimiento.
“Y una vez que los turistas nos conocen, sobre todo cuando tienen el hotel bien cerquita, pues ya nos toman como establecimiento de socorrida referencia –continúa explicando Daris, la encargada del horno–, y se nota mucho en la caja registradora, sobre todo desde mediados de abril hasta septiembre. El Bus Turístic nos trae una clientela buena, familiar...”.
Este tinglado no promociona sólo al Camp Nou y otros monumentos. El edil Joaquim Forn, como presidente de TMB, y Joan Gaspart, como presidente de Turisme de Barcelona, desta- caron ayer en la conmemoración de la efeméride la importancia del turismo como motor de la economía catalana en estos delicados momentos, un motor que se ahogaría si no fuera por la puesta en marcha de iniciativas pioneras.
Como sucedió aquel primer verano del Bus Turístic veinticinco años atrás. Ninguna gran urbe europea tenía nada pare- cido. En aquellas fechas aquella primera flota de dos vehículos sumó unos once mil clientes. Desde entonces cerca de 22 millones de personas han descubierto Barcelona sobre sus ruedas.
El Bus Turístic no ha hecho otra cosa que crecer, en itinerarios, servicios, calendario... De aquel primer tour de apenas 90 minutos pasó a las tres rutas
El Bus Turístic incorporará este año nuevas paradas, una de ellas situada en la Rambla del Raval
actuales: la azul y la roja, que funcionan todos los días, y la verde, desde Semana Santa hasta finales de octubre. Además, desde hace seis años circula un veraniego servicio nocturno. El año pasado los 74 buses registraron más de 2.125.000 viajeros.
Hoy día estos vehículos son una imagen cotidiana en ciudades repartidas por las cuatro esquinas del planeta. Pero al parecer, según dijeron ayer, a Barcelona sólo la supera Nueva York. Además, abundó Forn, los beneficios se invierten en el transporte público.
Antes, hasta hace cosa de un año, la parada que ahora queda frente a El Fornet d’en Rossend, estaba frente a una cafetería, una de esas franquicias internacionales que sirven mocaccinos globalizados. “Todavía me encuentro con gente que trabaja allí y me dice cómo ha bajado su ritmo de trabajo”, añade Daris, la encargada del horno.
Son los pequeño granos de arena del bus de dos plantas, aportaciones al bienestar común de carácter microeconómico, a pie y bolsillo de calle. El común de los ciudadanos suele pasar por alto estos detalles. Los turistas suelen erigirse como una molestia cotidiana.
Y a fin de que la riqueza se distribuya aún más, para descentralizar la afluencia de visitantes en los puntos más céntricos y fomentar que se acerquen a otras zonas de la ciudad, el Bus Turístic incorporará antes de finalizar el año nuevas paradas. Una de ellas, adelantó Gaspart a Europa Press, estará en la Rambla del Raval.