Evans dice que no corre en España por los pinchazos
Cadel Evans lo pasó muy mal en la etapa de los clavos. Y su frustración le indujo a desvelar por qué motivo no suele prodigarse en las carreras españolas y especialmente en la Vuelta, de la que sólo ha disputado dos de las siete últimas ediciones.
“Cosas así ya me han sucedido en España, dos veces algo parecido. Por eso no me gusta mucho correr por esa parte, y me sabe mal por mis amigos españoles, pero siempre hay gente que exagera. A mí ya me costó una Vuelta”.
Evans se refiere a la que ganó Valverde en 2009. Cuando la carrera se acercaba a su última semana, Valverde era líder con apenas siete segundos sobre el australiano. Pero en la etapa con final en Sierra Nevada, Evans sufrió un inoportuno pinchazo a punto de coronar el alto de Mona- chil. Tardó un minuto en retomar la marcha y nadie le esperó. Ese día se dejó 1m8s en la meta y sus opciones de victoria (quedaba una contrarreloj de 28 kilómetros) se esfumaron. No ha regresado a la Vuelta. En Madrid acabó tercero, a 1m32s de Valverde, quien declaró ese día: “No sabía que Evans había pinchado, pero aprovechamos la circunstancia y nos pusimos de acuerdo Mosquera, Basso, Gesink y yo para tirar”.
El balance final de la siembra de clavos de tapicero ha sido tremendo. 61 pinchazos en el pelotón, entre los que figuran 33 de los ciclistas, seis de coches de directores y 22 en los vehículos de la organización.
El más perjudicado fue el croata Robert Kiserlovski, del Astaná. Se detuvo en el descenso de Péguère para prestar una rueda a Brajkovic y entonces llegó Leipheimer y le embistió. Clavícula rota y a casa.
Tras la denuncia interpuesta por el Tour, la investigación de la gendarmería de Foix ha solicitado todas las imágenes de la televisión e incluso filmaciones de aficionados para descubrir quién o quiénes fueron los desalmados que lanzaron las tachuelas a la carretera en el puerto de Péguère. También han recogido varios clavos, pero no esperan hallar huellas dactilares ya que han pasado por muchas manos.