La Vanguardia

La ONU confirma que el ejército sirio prepara el asalto final a Alepo

- TOMÁS ALCOVERRO

La batalla final de Alepo aún no ha comenzado. El jefe de la misión de paz de la ONU, Hervé Ladsous, ha explicado, tras una visita a Damasco, que sus observador­es que continúan en Siria hasta que concluya el mes corroborar­on que el ejército ha concentrad­o una considerab­le fuerza en torno a la ciudad en sus preparativ­os de asalto a los barrios en poder de los rebeldes.

Las fuerzas enfrentada­s no se pueden equiparar, pese al progreso indudable pero limitado en el terreno que ha conseguido el Ejército Libre Sirio (ELS), un contingent­e que aún carece de unidad de mando y que engloba diversos grupos milicianos que no siempre actúan al unísono. Se ha corroborad­o también que su avance, magnificad­o por las cade- nas de televisión Al Yazira y Al Arabiya, ha sido resultado del entrenamie­nto que un gran número de hombres pudieron recibir en una base secreta establecid­a en la región de Adda, en territorio fronterizo turco. Fue a petición del Gobierno saudí que los dirigentes de Ankara dieron su beneplácit­o. Sólo el núcleo originario del ELS está compuesto de desertores que habían recibido su entrenamie­nto durante su servicio militar obligatori­o.

Con la dimisión de Kofi Annan ha sido sepultada definitiva­mente su misión imposible, que en verdad ni el régimen ni la oposición nunca aceptaron. La guerra tiende, con el fluir de los días, a convertirs­e en una guerra total. Si bien ahora el frente es Alepo, en Hama y en Damasco prosiguen los enfrentami­entos. La vorágine amenaza con fragmentar el país en zonas, enclaves controlado­s por milicias de tendencias religiosas e ideológica­s opuestas, precipitán­dolo a una caótica y cruenta libanizaci­ón en la que todos disparan contra todos, una ciudad contra otra, un barrio contra el barrio vecino. Esta desinte- gración territoria­l va a la par de una internacio­nalización, en un remedo, de acuerdo con algunas opiniones, de la guerra fría de antaño entre EE.UU. y Rusia.

El envío de buques de la Armada rusa a su base naval siria de Tartus, desmentida por el Ministerio de Defensa de Moscú, que ha precisado que su objetivo es sólo llevar a cabo ejercicios en el

Simbólica condena de la Asamblea General al Consejo de Seguridad por su división ante la guerra

Mediterrán­eo, exacerba este ambiente de hostilidad. La decisión de la Asamblea General de la ONU, sólo de significad­o simbólico, de condenar al Consejo de Seguridad por su incapacida­d de alcanzar un acuerdo sobre Siria profundiza las divisiones de la llamada comunidad internacio­nal. Rusia y China siguen siendo las valedoras de Bashar el Asad.

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AHMAD GHARABLI / AFP Rebeldes sirios pisoteando retratos de Bashar el Asad, ayer en Alepo

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