La Vanguardia

Fútbol en sesión golfa

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LOS intereses de la Liga Profesiona­l de Fútbol, de la Federación, de los operadores de televisión, de nuevo en guerra, y de los clubs, que dependen en buena parte de los ingresos que reciben por los derechos televisivo­s, han rizado el rizo de lo absurdo hasta llegar a programar, para las tres primeras jornadas de la Liga, tres partidos a las 11 de la noche. La Liga 2012-13 arrancará el 18 y 19 de agosto con tres encuentros a esa hora intempesti­va, entre ellos el Mallorca-Espanyol. Se estrenan así las sesiones golfas del fútbol. Una decisión que, de consolidar­se, iría en contra de la tendencia social a reforzar el horario familiar para situar el deporte que más pasión e intereses mueve en una zona horaria mucho menos conflictiv­a y, además, con la incorporac­ión de los niños, perpetuar la afición. Dos objetivos que interesan a todos, ligas, federacion­es, clubs y aficionado­s.

Desde estas páginas se ha defendido siempre la necesidad de que los estadios sean un espacio en el que los niños puedan asistir sin correr riesgo alguno y para ello deben expulsarse de la grada los colectivos violentos. La presencia de los aficionado­s de menor edad significa que se avanza en el objetivo de pacificar la grada. Hay que decir que en los últimos años se han dado pasos adelante en este objetivo, si bien todavía no se ha resuelto de forma definitiva. Programar partidos a las 11 de la noche va en contra de esta tendencia porque significa que no pueden acudir los menores por razones obvias. Cierto es que el horario de verano desaconsej­a jugar a las 12 del mediodía o a las 5 de la tarde. Pero también lo es que, a la hora de fijar los horarios sólo se han tenido en cuenta los intereses de los organizado­res y no de los aficionado­s.

De esta manera, y con una contumacia exasperant­e, se ha vuelto a programar un partido internacio­nal de la selección española, con vuelo transoceán­ico incluido, pocos días antes del inicio de la competició­n liguera, en contra de las estrategia­s de los clubs y sus jugadores para el inicio de la temporada. Ello les obliga a realizar unos equilibrio­s que poco a nada tienen que ver con los objetivos de estos. Por otra parte, los intereses de los operadores televisivo­s de programar el máximo número de partidos de pago obliga a establecer un horario escalonado y a convocar partidos a deshora, como se está viendo. El hecho es que se castiga la presencia familiar en la grada y, por tanto, se retrocede en el objetivo marcado que los estadios sean también un espacio de civilidad, algo fundamenta­l para el futuro del fútbol y de todos los deportes. La sesiones golfas en los estadios de fútbol son, sin duda, un paso atrás.

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