LLUÍS BONET MOJICA

Nacida el año 1969 en Teherán, de donde huyó en 1994 para afincarse en Francia, Marjane Satrapi debutaba en el 2007 con Persé

polis, adaptando su famoso cómic homónimo. Esta brillante película de animación fue premiada en Cannes ante las protestas del ministerio de Cultura iraní y luego sería candidata al Oscar. Cuatro años más tarde, la pareja Satrapi-Paronnaud vuelve a colocar el listón muy alto en Pollo

con ciruelas.

Aquí hay secuencias de animación, pero los actores son reales y subsiste un aire onírico que puede desconcertar al espectador. El surrealismo desaforado impera en esta peculiar narración sobre la muerte convertida en historia de amor y desamor. El amor de un célebre músico por su preciado violín y el desamor de su esposa consciente de que “no es fácil vivir con un hombre que antepone la música a todo”. La acción se desarrolla en el Teherán de 1958 y describe el drama interior de este artista. Hay toques de comedia negra, elementos fellinianos y una composición visual que recuerda el estilo de Jean-Pierre Jeunet y su Amélie.

Es una película que por sus delirios poéticos puede suscitar rechazo. Pero también dejar prendido al espectador que decida sumergirse en el mágico universo que propone.