Todos a excavar
Se dispara el número de solicitudes para participar en campamentos arqueológicos
EN EL YACIMIENTO BURGALÉS DE ATAPUERCA, PARA DIEZ PUESTOS DE TRABAJO EN EL MES DE JULIO, SE RECIBIERON CASI 1.300 CURRÍCULUM
El grueso de excavaciones arqueológicas, en este país, siempre ha sido cosa del verano, aprovechando las vacaciones académicas. Excavaciones que siempre han contado con voluntarios en busca de conocimientos, contactos, experiencia y currículos. Pero lo de este 2012 es lo nunca visto, al haber crecido el número de solicitudes y el envío de currículum para participar en excavaciones arqueológicas, y sin necesidad alguna de remuneración. No se trata tan sólo de arqueólogos sin trabajo, sino hasta de parados o prejubilados con ganas de ocupar su tiempo. Lo constatan, del mismo modo, los técnicos del IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social) y del ICAC (Institut Català d’Arqueologia Clàssica), mientras que en la Fundación Atapuerca no salen de su asombro: en julio convocaron diez puestos de trabajo para los yacimientos y su parque arqueológico y han recibido cerca de 1.300 currículum.
“Yo ya lo noté mucho el verano pasado, cuando nos escribieron decenas de personas en paro ofreciéndose como voluntarios para hacer algún tipo de trabajo, aunque no fuera remunerado”, cuenta Palmira Saladie, del IPHES, encargada de gestionar las listas de solicitudes que se reciben para Atapuerca. Pero el célebre yacimiento burgalés no es una excepción. Lo mismo les sucede a los gestores del ICAC, donde constatan que “cada vez son más las solicitudes que se reciben, ya sea en las oficinas del ICAC o a través de cada uno de los directores de excavación”, explica Gemma Fortea, técnica del área de apoyo a la investigación y a la difusión del instituto. “Nos llegan solicitudes de todo tipo, pero creo que la mayoría son de personas que están aprovechando la crisis para dedicarse a estudiar y a quienes interesa participar en excavaciones para aprender y tener experiencia”, añade.
En la Fundación Atapuerca aún no se creen lo que les ha sucedido. Pretendían cubrir tan sólo diez puestos de trabajo (relacionados con la gestión turística y arqueológica del yacimiento) y los 1.300 currículum han superado todas las expectativas. “Entre las plazas convocadas las había de guía arqueológico y de responsable del parque arqueológico, pero también de administrativo o de atención telefónica, y lo que a mí me ha sorprendido es ver que muchos currículum, llegados de toda España, eran de arqueólogos o historiadores del arte que hablan cinco o seis idiomas, tienen másters prestigiosos y estudios en escuelas internacionales”, constata Eudald Carbonell, codirector del equipo de investigación de Atapuerca.
Para Carbonell, lo que sucede ya en la mayoría de las exca- vaciones españolas es que “cada vez tenemos mayor demanda de titulados excelentes que aspiran a mejorar su currículum y, al mismo tiempo, los presupuestos de investigación con que contamos son cada vez más reducidos y sólo nos permiten hacer menos trabajos y contar con menos gente”.
Las reducciones presupuestarias afectan al número de excavaciones que se llevan a cabo pero también a su contenido: “Nosotros en el ICAC, por ejemplo, este verano mantenemos las mismas cinco excavaciones del verano pasado, pero, eso sí, muchos menos días y haciendo trabajos de rehabilitación o limpieza, que son menos caros”, reflexiona Fortea.
Pero este verano del 2012 también presenta, desde una perspectiva arqueológica, otras particularidades relacionadas con la crisis económica. Así pues, la reciente subida de tasas y matrículas universitarias ha cambiado los planes de algunos voluntarios: “Lo que nos hemos encontrado es que muchos estudiantes que, en enero, pidieron hacer prácticas en Atapuerca, finalmente se han dado de baja para hacer otros trabajos remunerados y poderse pagar las matrículas de los másters y los grados, porque la mayoría de las familias no alcanzan esos precios”, cuenta Saladie.