¿Una verdad incómoda?
Las políticas adoptadas en la mayoría de los países mediterráneos en la lucha contra los incendios forestales han priorizado las inversiones relacionadas con la extinción, dejando en segundo lugar las políticas de prevención que atacan las causas del problema: el gran aumento de la superficie y biomasa forestal por el abandono de actividades agrícolas, y la falta de gestión forestal.
Se estima que anualmente, Francia, Grecia, Italia, España y Portugal gastan unos 2.500 millones de euros en la lucha contra los incendios forestales. De estos, más de un 60% se destina a cubrir los gastos derivados de la extinción, mientras que un 40% del presupuesto se invierte en activi- dades de prevención (incluyendo actividades de preextinción).
Este año hemos podido comprobar la impotencia de los medios de extinción cuando los incendios son espoleados por condiciones meteorológicas extremas y se propagan por un territorio con una gran cantidad de superficie forestal, poco planificada y falta de gestión.
Dada la gran cantidad de superficie forestal en nuestro país, la lucha contra los incendios debe ir de la mano de políticas que dinamicen el sector forestal, especialmente la innovación y el desarrollo de productos de alto valor añadido. El sector forestal en Catalunya puede ejercer un papel clave en una nueva economía verde (sostenible, basada en el conocimiento y territorialmente inclusiva) mediante alianzas con otros sectores industriales como el far- macéutico, el bioquímico y el textil. Esto se debe a que los avances en nanotecnologías y en el ámbito de las biorrefinerías permiten elaborar productos de alto valor añadido basados en la transformación de la celulosa y la lignina (moléculas que encontramos en la madera). Dichos productos van desde fibras (viscosa) para la producción de productos textiles con características similares al algodón (pero sin el elevado coste ambiental que este supone), hasta productos químicos y farmacéuticos verdes, o biofueles.
Catalunya tiene centros de investigación forestal de prestigio internacional, y una apuesta política ambiciosa y transsectorial basada en la incentivación de la innovación y la promoción de productos forestales permitiría financiar la tan necesaria gestión forestal de nuestros bosques.